Los gálatas muertos de Pérgamo. Helenismo en Asia Menor.

 Los gálatas muertos de Pérgamo. Helenismo en Asia Menor.



Foto: Gálata capitolino. Museo Capitolino, Roma. Escultura de bulto redondo, copia romana realizada en mármol, a partir del original helenístico en bronce del siglo III a.C. (actualmente desaparecido).

La escultura representa a un galo gálata, herido de muerte, acompañado de sus atributos: el escudo y el torque, su gran collar de aro metálico en el cuello, como muestra de prestigio o elemento que le identifica.
El gálata sufre, con gran realismo, el estertor de la muerte, con la expulsión del último aire de sus pulmones. El guerrero vencido, al final de su vida, intenta controlar el dolor para morir con dignidad.

Probablemente esta estatua perteneció a la ofrenda que el rey de Pérgamo, Átalo I, ubicó en la acrópolis de la antigua ciudad helenística del noroeste de Asia Menor, en la terraza del templo de Atenea Nikephóros, en conmemoración de las victorias acontecidas contra los gálatas, pueblo nómada de Galacia, en Anatolia, de orígen galo, que atacaba con fiereza a los griegos.

El gálata se ubicaría en la parte central de todo el conjunto, para demostrar con refinamiento, belleza, y violencia sublimada, la victoria, sin desmerecer el valor ni la fuerza física del enemigo, como demuestra la magnificencia del arte de los escultores griegos, que perpetuaron la imagen propagandística del placer de los vencedores. 
El gálata, con su herida definitiva, muestra su hombría, con la musculatura muy remarcada, posee abundantes cabellos rizados y un bigote que identifica al hombre galo. 
 
"Como armas usan grandes escudos de la altura de un hombre, cincelados de un modo particular; algunos escudos incluso llevan en relieve figuras de animales de bronce bien trabajadas, no sólo como adorno, sino también como protección." Diodoro Sículo. Historiador griego del siglo I a.C.
 
"(...) también hacen collares, anillos masivos e incluso armadura" Diodoro Sículo.
 
"Tienen trompetas de una naturaleza particular y propia de los bárbaros, puesto que cuando se sopla en ellas emiten un sonido áspero, propio del tumulto de la guerra. Unos tienen corazas de malla de hierro, mientras que otros tienen suficiente con lo que les ha dado la naturaleza y combaten desnudos". Diodoro Sículo
 
"Los galos tienen una considerable estatura, músculos flácidos, piel blanca, cabellos rubios no sólo por naturaleza, sino también porque, por medios artificiales, se dedican a acentuar su propio color natural. En efecto, se lavan constantemente los cabellos con agua de cal y los recogen hacia atrás, desde la frente hasta la coronilla y la nuca, de modo que en su apariencia resultan semejantes a los Sátiros y a Pan. A consecuencia de este tratamiento sus cabellos se hacen más gruesos, de suerte que no se diferencian en nada de las crines del caballo. Algunos se afeitan la barba, mientras que otros se la dejan crecer un poco; los nobles rasuran sus mejillas, pero se dejan crecer los bigotes hasta que cubren la boca". Diodoro Sículo.

"Fue adquirida en 1734 del grupo de estatuas que formaban parte de la Colección Ludovisi, en el área de su villa. Ésta ocupaba la zona de los antiguos Horti Cesariani, que coincidían en parte parte con el área de los Horti Sallustiani. (...) Probablemente perteneciente a dicha ofrenda es también el grupo Ludovisi, actualmente en el Palacio Altemps" Museo Capitolino, Roma. 
 
Existió una región en Asia Menor llamada Galacia, colonizada por galos invasores, conocidos como los gálatas, durante el siglo III a.C. Posteriormente se convirtió en un protectorado de Roma y al anexionar algunos territorios más, terminará siendo una provincia de Roma.


Maqueta con la reconstrucción de la Acrópolis de la antigua ciudad de Pérgamo.
Foto: Staatliche Museen de Berlín. 
 
Foto: Pintura con la reconstrucción de la Acrópolis de Pérgamo, realizada en el año 1882.
Antikensammlung, Staatliche Museen zu Berlin. The Met Museum.
 

"El recinto sagrado de Atenea en la Acrópolis de Pérgamo ocupa una terraza justamente encima de las gradas del teatro de la ciudad. En el siglo II a.C. esta terraza estaba rodeada de pórticos, entre ellos los que conducían a la famosa biblioteca de Pérgamo." J.J.Pollitt.
 
Mapa: L. Cardenal.
 
 

Fotos: Situación territorial en Asia Menor a finales del siglo II a.C.

" Las victorias de Átalo I sobre gálatas y seleúcidas entre 233 y 223 a.C. aproximadamente no sólo cimentaron el poderío político y cultural de Pérgamo, sino que sirvieron para catalizar el desarrollo de Pérgamo como el más importante de los centros artísticos helenísticos en la segunda mitad del siglo III y en el siglo II a.C. Precisamente para conmemorar esas victorias encargó Átalo, junto con sus oficiales y sus tropas, una serie de monumentos escultóricos en Pérgamo y otros lugares que iban a dejar una impronta perdurable en la evolución estilística del arte antiguo." J. J. Pollitt.




El rey Átalo I Soter (269 a.C - 197 a.C.) conocido como el Conservador, actuó como un mecenas de las artes, siendo un rey militar, pero diplomático. Considerado el embellecedor de la gloria de la acrópolis de Pérgamo, la antigua ciudad de Asia Menor, tuvo la intención de emular a la clásica Atenas; con esta finalidad, la ciudad helenística de Pérgamo, también fue consagrada bajo la protección de la diosa Atenea.
Átalo I reinó aproximadamente desde el año 230 a.C. Su antecesor fue su tío, Eumenes I, quién gobernó del año 263 al 241 a.C., siendo considerado el impulsor de la acrópolis de Pérgamo, y fundador de la dinastía de los Atálidas.
 
 Foto: Fragmento de escultura, de la cabeza idealizada de Átalo I. Autor: Nicolás Pérez, en Pergamonmuseum, Berlín.


"La madre de Átalo, Antiochis, era una princesa de la casa seléucida, una dinastía fundada en Siria por uno de los sucesores de Alejandro Magno. Poco antes del 230 Pérgamo fue atacada por los gálatas (celtas que se habían establecido en Anatolia central en el siglo III a. C.) porque Átalo se había negado a pagarles el tributo habitual. Átalo aplastó a su enemigo en una batalla fuera de los muros de Pérgamo y, para remarcar el éxito, tomó el título de rey, el primero de los Atálidas en hacerlo, y tomó el nombre de culto, Soter. (...) Luchó contra Filipo con la ayuda de Roma y los etolios del centro-sur de Grecia durante la inconclusa Primera Guerra de Macedonia (214-205). En el 201 se puso del lado de los habitantes de Rodas en su guerra con Filipo, y con ellos provocó, mediante acercamientos diplomáticos en Roma, una nueva intervención romana contra Macedonia (Segunda Guerra de Macedonia, 200-196). Poco antes de la derrota final de Filipo, Atalo murió." Enciclopedia Británica.
 
"Un nuevo reino griego, el de los Atálidas, con capital en Pérgamo, mermó el territorio seleúcida de Turquía occidental. Aunque los dos primeros atálidas (283-241) sólo fueron
parcialmente independientes de los seleúcidas, la victoria de Atalo I sobre los Gálatas (h. 238) le permitió a éste asumir el título de rey. En el siglo II el poder atálida fue incrementado por Roma, a la cual el último rey legó el reino (133). El reino seleúcida, por su parte, se había quedado reducido hacia el siglo I a. C. a una pequeña zona del norte de Siria (en parte a causa de disensiones internas), y por fin cayó en manos de Roma (64 a. C.)" Simon Price.


 
Foto: Moneda de Eumenes I de la BNF, París. Eumenes resultó un gobernante recio pero enfermo y doliente.
 
"Es bueno definir aquí un punto ignorado por muchas personas. Los celtas son llamados los pueblos que viven sobre Marsella, en el interior del país, cerca de los Alpes y debajo de las montañas de los Pirineos. Aquellos que están establecidos arriba del Celta en la parte sur de esta región, y que viven a lo largo del océano y el bosque Hercínico, todos los países que se extienden desde allí hasta Escitia, son llamado Galos (Gálatas). Sin embargo, los romanos, incluidos todos estos pueblos bajo una denominación común, los llaman todos los galos (...)
 
Los pueblos que viven en el norte, en las cercanías de Scythia, son muy salvajes. Se dice que hay algunos que comen hombres (...)
 
 "Dado que la fama del valor y de la brutalidad de estos pueblos se ha esparcido por todas partes, algunos afirman que los llamados cimerios, que en tiempos antiguos efectuaban correrías por toda Asia, eran galos, y que la palabra cimerios en poco tiempo se corrompió en el nombre de cimbrios, que es el que reciben actualmente. Desde antiguo su anhelo ha sido invadir y devastar las tierras de otros y despreciarlo todo.
Fueron ellos quienes tomaron Roma, quienes saquearon el santuario de Delfos, quienes impusieron tributos a gran parte de Europa y también a una parte no desdeñable de Asia; ellos fueron asimismo quienes se establecieron en las tierras de los pueblos sometidos y fueron llamados helenogalos por su estrecha relación con los pueblos helenos, y finalmente quienes destruyeron un gran número de grandes ejércitos romanos".
Diodoro Sículo. (Siglo I a.C.)
 
Foto: Escultura conocida como el Galo Ludovisi, perteneciente a la Colección Ludovisi, del Palazzo Altemps, Museo Nationale Romano. Copia romana de original helenístico, realizada en mármol. 
Se cree que la copia se realizó a partir de un bronce original, y que formaría parte del monumento erigido en Pérgamo hacia finales del siglo III a.C., para conmemorar la victoria del rey Átalo I de Pérgamo sobre los gálatas. 
Los expertos piensan que se perdieron diversos elementos de la escultura, como los brazos del guerrero y el brazo izquierdo de la mujer muerta, y que fueron totalmente reconstruidos en tiempos modernos.
Este grupo escultórico de intenso dramatismo, representa el suicidio de los gálatas. El caudillo gálata al verse derrotado ha matado a su mujer, para después suicidarse, clavándose la espada en la clavícula. Los suicidios por derrotas bélicas están bien documentados en la Antigüedad, siendo una práctica habitual, para no caer en manos del enemigo, del que se esperaba un final mucho más terrible.
 
"Entre los galos, las mujeres son casi de la misma altura que los hombres, con quienes compiten en valentía. Diodoro de Sicilia.



Foto: Estatuilla de terracota conocida como el Elefante de Mirina. 
La figurita muestra al elefante de guerra indio, el tanque de guerra de la Antigüedad, aplastando a un gálata. Quizá haga referencia a la victoria de Antíoco I sobre los gálatas hacia el año 272 a.C. 
Los elefantes de guerra fueron muy utilizados por los ejércitos helenísticos, siendo el arma más temida por sus enemigos. Los ejércitos seleúcidas trajeron elefantes indios para sus guerras. 
Los elefantes utilizados por los Ptolomeos (descendientes dinásticos de Alejandro Magno en Egipto) provenían del norte de África
Al llegar la civilización romana, decae el uso de este animal exótico. Los romanos, desde su experiencia con Aníbal Barca, no gustaban de los elefantes, ideando, al principio, todo tipo de armas y estrategias para tumbarlos, para después, iniciar una nueva tecnología de la guerra.
 
"Los acontecimientos de finales del siglo III y principios del II antes de J. C. (hasta la tercera guerra macedónica) crearon una nueva situación en el mundo helenístico. (...) Durante este período Grecia fue una vez más teatro de una guerra continua. La guerra fue hecha de la misma manera que en el pasado" M. Rostovtzeff.
 
Los gobernantes de Pérgamo, los Atálidas, consiguieron organizar un pequeño y rico Estado. Átalo I realizó una transformación de las antiguas políticas, con la ambición de convertir sus territorios en parte de un "Estado pananatólico", con la idea de unir fuerzas para  competir con los grandes reyes macedónicos; sin embargo, a pesar de sus éxitos militares, alianzas y el gran esfuerzo constructivo y propagandístico en la ciudad de Pérgamo, el rey fracasó, vencido por las fuerzas de sus grandes rivales, los antiguos macedonios, los reyes, Filipo V, y Antioco III, con sus partidarios los Ptolomeos, y desde el año 201 a.C, Rodas. 
Para continuar con su ambicioso proyecto, Átalo I y Éumenes II han de aliarse con los poderosos romanos. A su vez, representó un éxito, porque Pérgamo llegó a gobernar gran parte de Asia Menor, ganando nuevos territorios y mayor riqueza económica, y también, tuvo una parte de fracaso, puesto que los romanos los convirtieron en sus agentes políticos y vasallos.
 


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