Ciudades medievales en la selva del África Occidental. Los yorubas.

Ciudades medievales en la selva del África Occidental. Los yorubas.


Sungbo Eredo. Este enigmático muro con foso (zanja ancha) de 100 millas de longitud, perteneció a Eredo, la ciudad de los yoruba en el siglo IX, Edad Media africana. Está considerado la construcción urbana más antigua de África tropical del Suroeste. Noreste de Lagos, Nigeria (África).
El resto arqueológico fue localizado cercano a una carretera de tierra que comunica ciudades y pueblos actuales, a través de la densa selva nigeriana. Los arqueólogos creen que podría tener unos 1.000 años de Antigüedad, y que formara parte del reino de los yoruba, importante etnia de Nigeria.
En algún momento funcionó como un santuario, donde acudieron las mujeres a orar para pedir vida y salud para sus hijos.
Foto: Angiekake/Monumentos Nacionales de Nigeria.
"Muy pocos nigerianos han oído hablar del nombre y muchos menos se han atrevido a visitarlo. Gran parte de la antigua reliquia se encuentra en ruinas, o envuelta en el espeso bosque selvático casi impenetrable, que los lugareños y el gobierno dejaron en descomposición.
Sin embargo, en los últimos años, un equipo combinado de arqueólogos y conservacionistas de la naturaleza nigerianos y británicos han logrado mapear la estructura, siguiendo el trabajo pionero de un arqueólogo anterior que despertó el interés y la curiosidad de Patrick Darling, un arqueólogo de La Universidad de Bournemouth de Gran Bretaña.
Tras el mapeo de carbono de los restos de la muralla, se ha establecido que se remonta al menos al siglo X y también sugiere un reino altamente organizado que existió en la selva tropical profunda al menos durante 300 años de lo que se pensaba anteriormente." Liberty Writers Africa.  
"La leyenda local dice que Eredo fue construido por Sungbo , una viuda rica pero sin hijos que quería dejar un legado erigiendo el monumento gigante. El gigantesco edificio, que probablemente fue construido durante más de 300 años, sirvió mucho menos como fortificación física que espiritual, según el Sr. Darling.

A sus pies había santuarios donde los habitantes locales dejaban ofrendas y victorias para que los dioses los protegieran de los invasores externos". Liberty Writers África.
Los yorubas son una etnia melanoafricana del Sudoeste de la actual Nigeria, que limita, entre otros países, con Benín y Ghana. Nigeria ya estuvo habitada hace unos 250.000 años, en el Paleolítico inferior.
 Mapa: W.Commons.

Según cuenta la tradición, los yorubas llegarían desde el Este durante el primer milenio después de Cristo, para instalarse en la orilla derecha del bajo Níger, construyendo los primeros núcleos urbanos. Los yoruba levantaron ciudades como Ibadán, considerada la primera ciudad negra del continente.
Los historiadores creen que quizá procedan de las regiones próximas al Tchad y Alto Egipto, cuna de la humanidad negra.

Estatua de Orishá Eshu. 
Eshu-Elegbara, el dios embaucador. 
Fotografía de una estatua de Oyo, 
SW Nigeria, c1920.



Una las ciudades consideradas más antiguas de los yorubas, fue Oyo, fundada en el Norte de la selva tropical, durante los siglos XI al XIII. Todavía hoy, sus restos son venerados.

Su primitiva religión era de carácter animista. El panteón de los yorubas está formado por unas doscientas divinidades (orishas). Cuando los yorubas fueron esclavizados y cristianizados, estas antiguas divinidades sufrieron el sincretismo religioso, al ser asimiladas con algunos santos, probablemente como medida de protección.

Los yorubas formaron un reino feudal, similar en muchos elementos a la organización de los estados europeos feudales medievales. Los emperadores eran investidos, los vasallos rendían juramento a los reyes, se pagaban los tributos, y le proporcionaban las fuerzas guerreras al rey.

Todos los reinos feudales africanos se organizaron en gobernaciones dirigidas por altos funcionarios, allegados o por la familia real.
Los grandes clanes poseían autonomía propia. En la sociedad de los yorubas, existieron los hombres libres  propietarios de las tierras y los abundantes esclavos, quiénes normalmente eran prisioneros de guerra, sobre los que recayeron las labores más arduas, en el ámbito agrícola y como servidores domésticos de los hombres libres.

Los yorubas, como cualquier otro reino africano medieval estuvieron armados con arcos y lanzas.
"(...) el arte de Benin heredó del arte de Ife sus cualidades esencialmente estáticas. Durante uno o dos siglos, los artistas que trabajaban para la corte (yoruba o benin), aseguraron la supervivencia de un arte más o menos «clásico» y, con obras estética y técnicamente dignas de Ife, produjeron algunos trabajos, como las preciosas máscaras de marfil, que constituyen la contribución particular de Benin al patrimonio artístico del mundo. UNESCO.
Escultura realizada por fundición de plomo y zinc, un poco menor al tamaño natural, representando la cabeza de un rey de Ife, del siglo XIV-XV. Su estilo naturalista respeta las proporciones de un arte más cortesano que tribal. La cabeza porta una complicada corona. 
Esta cabeza no fue la única encontrada, formando parte de un conjunto de cabezas descubiertas por los arqueólogos en el siglo XX, en Ife, la ciudad santa de los yorubas, en Nigeria. Probablemente estaban ubicadas en los altares de los sacrificios.

Foto: The British Museum

"La sección tubular principal de la corona se extiende alrededor de la cabeza en una composición de tres capas. La capa superior tiene una banda de cuatro rectángulos horizontales que representan cuentas planas y discoidales coronadas por una cuenta tubular pintada de rojo y una borla. La capa central tiene una fila de rectángulos verticales que representan cuentas tubulares con borlas. La capa inferior tiene una fila de rosetas pintadas en rojo. La sección tubular principal de la corona también tiene un arco saliente alrededor de la frente que comprende pequeñas cuentas tubulares bordeadas con una fila de plumas pintadas de rojo. En la parte posterior de la corona hay una cubierta para el cuello. La parte central de la cubierta tiene dieciocho elementos verticales incisos para indicar trenzas con restos de pintura negra. La parte inferior y los lados tienen una hilera de rosetas pintadas de rojo. Una cresta se eleva por encima de la corona central en el frente. Se compone de un redondeado cónico con protuberancia central rodeada de siete anillos concéntricos, que probablemente representan cuentas. Un elemento de trenza se eleva detrás del redondeo, termina en una punta ovoide puntiaguda; Ambos elementos tienen restos de pintura negra. " The British Museum.


El fundador del breve Reino de Benín de África del Oeste - otro reino africano feudal que destacó por su civilización -, que se remonta a la tradición de los yorubas, fue Eveka, un príncipe de Ife, la ciudad sagrada de los yorubas, conocida como "la que acoge el cráneo de los soberanos muertos".
"Esa riqueza del arte de los yoruba se relaciona estrechamente con la gran complejidad de su religión, quizá la más «avanzada» de Africa y en cierto modo semejante al hinduísmo y a las antiguas religiones griegas, por la manera en que ha ido humanizando a sus divinidades naturales hasta ver en ellas (que eran originalmente entidades impersonales) reyes o héroes deificados." UNESCO.
La ciudad de Ifé se encuentra más al sur que Oyó, por lo tanto aún es selvática, pero tocando más su borde. Esta ciudad sagrada para los yoruba, era la sede de la autoridad religiosa, cuyo jefe era el Oní. 

La tradición ha proporcionado una lista de legendarios reyes de los yorubas, entre los que Oluacho fue el monarca más importante. Según cuenta la tradición, gobernó trescientos veinte años, y  llegó a tener 1.460 hijos - prosigue la leyenda con sus datos desorbitados - con nueve esposas de Oluacho, quiénes parieron al mismo tiempo nueve parejas de gemelos.

Brazalete elaborado en marfil, perteneciente al pueblo de los yoruba, de Owo, región de Nigeria, elaborado en el siglo XVI.
Foto: Museo Nacional de Arte Africano, Washington, D.C.

Las dinastías yorubas, envueltas en las brumas de los tiempos legendarios, nos muestran una monarquía plena de intrigas y asesinatos, con envenenamientos y suicidios, entre pretendientes al trono y conflictos sucesorios. Los historiadores creen que pocos de sus reyes murieron por causas naturales, y esta idea podía ser perfectamente organizada. 

La realeza de los yorubas estaba investida de un carácter mágico y simbólico, puesto que el rey era el símbolo de la fuerza vital de su pueblo. 
El reinado duraba unos siete años, aunque a veces podía ser prorrogable, siempre y cuando la salud física o mental del soberano lo permitiera, puesto que debía mantenerse en perfecta forma y en la plenitud de sus facultades, si el rey se debilitaba en sus cualidades, un consejo de ancianos le entregaban una copa con huevos de loro para que se suicidara.

 Copa yoruba de marfil, madera e incrustaciones de coco, para uso ceremonial, de los siglos XVII-XVIII.
Foto: Met Museum.
       
El rey de los yorubas no era tan absolutista; la burocracia de las ciudades gobernaba por sus propios medios, mediante un consejo o senado, que era nombrado por el Ogboni, un sindicato de ciudadanos, y por su alcalde, el Balé, quién también contaba con numerosos funcionarios, servidores especializados, nombrados como la "mano derecha", la "mano izquierda", su primer ministro, a su vez, con más "manos" a su servicio. Además dentro de este aparato burocrático, estaban los consejeros jurídicos, delegados del gobierno, y el más horrendo de todos, el verdugo municipal. 
El dignatario Balé también moría envenenado.

"Los príncipes herederos también se hacían ya insoportables por sus excesos; por eso se aprovechaba la primera ocasión para liquidar al soberano y a los pretendientes. De esta forma, la tradición mística y mágica de la necesidad de la muerte del rey por los medios señalados acabó por elaborar un mecanismo de equilibrio político que podríamos llamar un absolutismo compensado. En su prudencia, y para evitar, sin duda, demasiadas frecuentes revoluciones de palacio, el sistema preveía que cuando el rey moría por razones de alta política se sacrificaba al mismo tiempo a cinco altos funcionarios, a una de sus esposas, a la reina madre y a la madre del príncipe heredero; con frecuencia incluso al propio príncipe heredero." Pierre Bertaux.

Figurita femenina representando una porteadora, del siglo XIX-XX, realizada por los yoruba en madera, con pintura y cuentas.
Las mujeres porteadoras suelen llevar las cargas en sus cabezas para dirigirse al mercado o quizá a una celebración religiosa, puesto que la figura está relacionada con el santuario del dios del trueno Shango de Oke Onigbin, quién concede como gracia la fertilidad, y como castigo golpea fuerte con sus hachas neolíticas.
Foto: W. Commons.





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