Gilgamesh. La epopeya paleobabilónica.

Gilgamesh. La epopeya paleobabilónica. El rey que nunca quiso morir.


"Gilgamesh era su nombre desde el día en que nació, dos tercios de él dios y un tercio humano. 
La Señora de los Dioses fue quien trazó la forma de su figura, mientras el divino Nudimmud perfeccionaba su complexión. 
(...) Crecía la barba en sus mejillas como en las de..., el cabello de su cabeza  crecía tan recio (como la cebada). Cuando se puso alto su belleza se consumó, según los criterios humanos era sumamente apuesto."
La Epopeya de Gilgamesh.

Cilindro sello realizado en piedra de hematita negra, con la representación de una sucesión de escenas: un dios portando una espada en forma de hoz, frente a un adorador y una diosa. Otra escena muestra un episodio de la epopeya de Gilgamesh, en la que el héroe mesopotámico y Enkidu aparecen asesinando al gigante protector de los bosques de cedros, Humbaba, arrodillado. En la ornamentación, entre otros elementos, destacan: una cabeza de toro, símbolo masculino del poder real, por su demostración de la fuerza física, de capacidad agresiva y sexual; las rosetas y las espirales.
Foto: The British Museum.
"Un salvaje toro has criado en Uruk la Cercada, no tiene igual cuando sus armas se blanden." 
"La diosa Aruru se lavó las manos, cogió una pieza de arcilla, la arrojó a la estepa. En la estepa creó a Enkidu, el héroe, vástago del silencio, unido con fuerza por Ninurta".  
La epopeya de Gilgamesh. 
Gilgamesh, el más reconocido de los héroes mesopotámicos, es el protagonista de la epopeya, obra maestra de la literatura universal, escrita en la antigua lengua acadia. Una odisea en la Tierra entre Dos ríos, que se inició hará unos 3.500 años.
Los antiguos poemas, inscritos en escritura cuneiforme, fueron realizados sobre tablillas de arcilla cocidas. Permaneciendo ocultos por el polvo de los siglos, hasta la llegada de los primeros arqueólogos europeos a Próximo Oriente, quiénes los entregaron a inminentes asiriólogos, para ser traducidos, como el alemán Arthur Ungnad. 

Las tablillas cautivaron a los intelectuales.
"¡Gilgamesh es prodigioso! Rainer Maria Rilker (1916). Poeta austrohúngaro. 

Cinco breves poemas fueron realizados en lengua sumeria, sobre tablillas inscritas durante la primera mitad del II milenio a.C., son: Gilgamesh y Huwawa, Gilgamesh y el Toro del Cielo, Gilgamesh y Agga de Kish, Gilgamesh Enkidu y el Inframundo, y, la muerte de Gilgamesh. 


Los textos no aparecieron completos, ni en su totalidad, ni por unidades. Compuestos por algunos fragmentos incompletos, conforman una colección de aproximadamente 12 tabletas. Esta importante serie apareció en la antigua ciudad de Nínive, en la biblioteca que perteneció a Ashurbanipal, el último de los grandes reyes asirios, que gobernó en Uruk (Sur de Mesopotamia) desde el año 668 a.C. hasta el 627 a.C. Probablemente, el Gilgamesh de los poemas, se corresponda con el rey mesopotámico del período asirio tardío, aunque no hay evidencias de las aventuras narradas en los poemas épicos. 

Ashurbanipal cazando al león. Práctica de prestigio entre las monarquías de Próximo Oriente, reservada al rey. Palacio Norte de Nínive (Irak), ca. 645-635 a.C.
Foto: The British Museum.


La versión de Nínive, se inicia con un prólogo para alabar la figura de Gilgamesh, considerado en los textos, medio hombre, medio dios, gran constructor, guerrero, conocedor de todas las cosas, en tierra y mar.

Para frenar el reinado de Gilgamesh, según los mitos, el dios Anu crearía al ser salvaje Enkidu, que vivía entre animales como una bestia, pero pronto Enkidu adoptaría la civilización urbana, acudiendo a la gran ciudad antigua de Uruk, en las tierras de Sumer, donde le esperaba el rey déspota Gilgamesh.


La realidad histórica, en palabras de la que fue la gran autoridad del mundo de la arqueología del Próximo Oriente, Henri Frankfort, muestra a los asirios marchando "al este, luego al norte, luego al oeste, barriendo su tierra como una guadaña para mantenerla a salvo".


La tableta del "Diluvio babilónico". La "Tableta de la Inundación" fue encontrada en Kouyunjik (Norte de Irak), en la antigua ciudad de Nínive. Conocida como la Tableta XI, con carácteres cuneiformes de la escritura neoasiria, sobre arcilla, tiene unas medidas de: 15,24cm de longitud , 13,33cm de ancho, con un grosor de 3,17cm. Perteneció a la Biblioteca de Ashurbanipal. Sólo es un fragmento de la esquina superior derecha de una tablilla, y consta de dos columnas inscritas. Está considerado como el texto más célebre, causando gran sensación, durante su descubrimiento en el siglo XIX, por su similitud con el relato bíblico del Génesis. Fue traducida por George Smith.
En ella se narra la historia del "Noé babilónico", Utu-Napishtim, a quién el dios Ea profetizó que los dioses destruirían la tierra con una gran inundación, al mismo tiempo, proporcionando  sus benévolas instrucciones al escogido, para que construyera un barco, para él, su familia y los animales (pájaros y bestias de todo tipo). Efectivamente, cayeron las terribles lluvias y la humanidad pereció. Después de seis días, las aguas disminuyeron, y Utu-Napishtin, fue liberando diferentes pájaros, para determinar donde se encontraba la tierra firme.
El diluvio, catástrofe meteorológica, es un símbolo del carácter no definitivo, que arrasa por un tiempo breve, para después, resurgir la nueva Humanidad y la nueva Historia. El agua, considerada por las culturas antiguas, símbolo de la regeneración y la fecundidad, posteriormente, aportó un sentido de purificación.

"(Todo lo que poseía) lo cargué a bordo: toda la la plata que poseía la cargué a bordo, todo el oro que poseía lo cargué a bordo, todos los seres vivos que poseía (...) Mandé subir (...) a todos mis familiares y amigos, a las bestias del campo, las criaturas de la estepa (...)" 
"Durante  seis días y (7) noches , el viento sopló, el aguacero, el vendaval, el Diluvio, arrasó la tierra". 
"Yo fui quien las dio a la luz, esas personas son mías. Y ahora, como peces, llenan el océano." 
La epopeya de Gilgamesh.

Los personajes destacables de la Epopeya de Gilgamesh son:

Enkidu: Subhumano salvaje, montaraz y agresivo.
"Su cuerpo estaba todo cubierto de vello. Lleva el pelo tan largo como una mujer; sus guedejas son ásperas como campo de cebada; no conoce a la gente ni conoce al país, y va ataviado como el dios Sumuqan. Con las gacelas, en el llano, se alimenta de hierba; con las bestias se abreva, con los rebaños. Se deleita bebiendo."
Enkidu será pacificado mediante la unión sexual con una sacerdotisa (episodio de prostitución sagrada) para convertirse en el compañero de Gilgamesh. 

Y la fascinante Diosa Ishtar,  enamorada y seductora de Gilgamesh. 



Placa de terracota con la representación de la diosa Ishtar, portando un arco sobre un león. Antiguo período babilónico, del siglo XIX al XVII a. C. De Mesopotamia, Irak. (Museo de Pérgamo, Berlín, Alemania).
Foto: Osama Shukir M. Amin

El origen de esta diosa mesopotámica, se supone muy antiguo, pues se la considera la diosa madre-tierra. Llegó a ser la principal diosa mesopotámica, convertida en diosa del amor carnal, y también, de la guerra (de las victorias).
A veces, se muestra desnuda. Puede aparecer con una falsa barba,  o como reina, y heroína. Su imagen más belicosa, acompañó a los guerreros. También resultó en las creencias, en su aspecto benefactor, poseedora del poder de la sanación.
La diosa en su aspecto cósmico fue asociada al planeta Venus, su símbolo era una roseta o estrella de varias puntas. Otros emblemas fueron los manojos de juncos, y el animal, que principalmente la representó, fue el león.
La diosa fue asimilada por los semitas, quienes a su vez la transmitieron durante la época helenística, para ser convertida en Afrodita.
El mito más conocido de la diosa, descendiendo a los infiernos, conlleva un carácter sexual, puesto que la diosa irá pasando por sucesivas puertas, desprendiéndose de las prendas, una por cada una de las siete puertas del inframundo, simbolizando una sexualidad mágica, tan propia del Próximo Oriente antiguo, al convertir la realeza de las primeras civilizaciones, de predominio masculino, a la diosa madre, en prostituta sagrada. Los palacios reales, dispusieron de gineceos y los templos practicaron la prostitución sagrada.

En la Epopeya de Gilgamesh, aparecen otras misteriosas divinidades acadias, destaca el mito del hombre escorpión, el guardián del lugar por donde nace el sol.

Dibujo de Henri Faucher-Gudin, con la representación del mito babilónico del hombre escorpión, realizado mediente la técnica del grabado en "intaglio". 
Los hombres escorpiones poseían cabeza y torso de hombres, y el cuerpo del escorpión.
Gilgamesh encontró a los hombres escorpión, los vigilantes de la montaña Mashu.
Imagen: History of Egypt, Chaldea, Syria, Babylonia and Assyria, Vol. III.

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