Musa leyendo un libro (rollo) en una cerámica ática de figuras rojas (tipología: lekythos). Siglo V a.C., en la región de la Beocia. Pintor de Klügmann. Foto: Wikipedia
"Él (Hesíodo) dio una estructura coherente a los mitos griegos y éstos inspirarían luego amplias parcelas de la creatividad humana, no sólo la literatura, sino también la teología, la música, la pintura y otras artes." Aurelio Pérez Jiménez (Catedrático de Filología Griega de la Universidad de Málaga).
La biografía de Hesíodo, el gran poeta griego de la Antigüedad, perdido en las brumas de la Historia, puede estudiarse a partir de sus dos obras conocidas: La Teogonía y Los Trabajos y los Días.
En La Teogonía, elaboró las genealogías de los dioses griegos con sus ciclos de mitos.
Los Trabajos y los Días, como también nos indica su título, aporta información sobre los esfuerzos cotidianos de aquellas personas, en particular, sobre el mundo agrario.
El padre de Hesíodo fue un propietario de negocio y tierras, de la región griega de la Fócide, en la Eólide. Un territorio nunca localizado con exactitud, aunque se cree que ocuparía la parte de la Grecia continental y oriental, aproximadamente frente a la Isla de Lesbos. Pese a las malas relaciones que Hesíodo estableció con su hermano, con litigio por la herencia de la tierra, inspirador de algunos consejos agrónomos por parte del autor; Hesíodo era ante todo un poeta de la Grecia Arcaica, con una misión, ser el intermediario entre los seres humanos y los dioses. Su ideal se considera autárquico, de los propios dioses y tierras griegas; al mismo tiempo, evita la colectividad, fiel representación de la mentalidad de las élites de la aristocracia griega (para Homero fue la aristrocracia de la guerra) configurando una justificación: la búsqueda de un orden en manos de unos escogidos, para obtener la dignidad por sí mismos.
Sobre la muerte de Hesíodo, también se creó el mito: La leyenda del Certamen explica que se dirigió al famoso Oráculo de Delfos, para consultar las profecías de Apolo. El dios lanzó un consejo al poeta, con el aviso de que no entrara en el recinto de Zeus Nemeo. Parece ser que Hesíodo se confundió con el de Nemea del Peloponeso y se dirigió a la tierra de los locrios, donde se hospedó en una casa noble, cuando en realidad se trataba del recinto de Zeus Nemeo, donde según la profecía no debía poner sus pies. Por este mal augurio sería asesinado, acusado de seducir a la hermana de los jóvenes de la casa, quienes le mataron y lanzaron al mar, frente a la costa de Eubea. Unos delfínes rescataron su cuerpo, donde fue recogido para ser honrado.
Aristóteles nos explicó que el cadáver del poeta fue trasladado a la ciudad beocia de Orcómeno y Pausanias aseguró haber visitado la tumba de Hesíodo.
"La agricultura seguirá siendo la actividad noble por excelencia, puesto que permite no depender de nadie que no sean los dioses".
M. C. Amouretti (1936-2010). Fue una profesora francesa de Historia de Grecia Antigua, en la Universidad d'Aix-Marseille, especialista en el estudio de la agricultura).
La Teogonía representa "el poema de los dioses".
"Fueron Homero y Hesíodo, según Heródoto (II, 53) quienes "primero compusieron la teogonía de los griegos, asignaron a los dioses sus sobrenombres , les distribuyeron artes y honores, e indicaron sus formas." M.I. Finley (1912-1986). Importante historiador estadounidense de la Grecia Arcaica.
La Teogonía fue la primera obra de Hesíodo y consta de 1.022 versos. En ellos se expone como Urano fue castrado y destronado por su propio hijo Crono. De los genitales del Titán primordial surgieron otros seres mitológicos, como Pegaso y las monstruosas Gorgonas, o incluso la bella Afrodita, una diosa de origen oriental, siendo esta interpretación del mito la más antigua, que influyó a Bottilleci, en su célebre pintura El nacimiento de la Venus.
Los soberbios y bellos poemas de Hesíodo, nos cuentan sobre los mitos de la creación del cosmos, con las luchas de los Titanes, mientras construye las complicadas genealogías con los antepasados de los dioses y seres inmortales que entran en relación con los divinos.
Cabeza de un Titán griego. Museo Arqueológico Nacional de Atenas Foto: Wikipedia
Los mitos son profundamente simbólicos. como la historia de Prometeo y Pandora, los primeros seres humanos imperfectos. También expone el mito "protohistórico" de la Edad de Oro y su decadencia hacia la Edad de Hierro.
El autor expone en los mitos una interpretación con coherencia y están muy bien estructurados.
Bajorrelieve de un pedestal de mármol de Mantinea (Arcadia). Basamento de un grupo escultórico con la representación de la trinidad formada por: Leto, Apolo y Artemisa, quizá se trató de un altar. La placa presenta tres de las nueve musas que sostienen instrumentos musicales y rollos de pergamino. Los relieves son de estilo praxitelino y probablemente sean obra de un discípulo del gran escultor. Mediados del siglo IV A.C. Museo Arqueológico Nacional, Atenas. "De las musas y el flechador Apolo descienden los aedos y los citaristas". HESÍODO. Foto: Wikipedia.
Las bellas musas
Hesíodo describe dos tipos básicos de musas: las musas Heliconíadas, habitantes de la montaña sagrada del Helicón:
"Con sus pies delicados danzan en torno a una fuente de violáceos reflejos y al altar del muy poderoso Cronión. Después de lavar su piel suave en las aguas del Permeso, en la Fuente del Caballo o en el divino Olmeo, forman bellos y deliciosos coros en la cumbre del Helicón y se cimbrean vivamente sobre sus pies".
Las sensuales musas entonaban hermosos cánticos, himnos a Zeus, envueltas entre las nieblas y la oscuridad de la noche. Sus cantos fueron los más antiguos, porque celebraban la victoria de los dioses Olímpicos.
y las musas del Olimpo, la morada de Zeus, dios principal del panteón griego:
"Comencemos por las Musas que a Zeus padre con himnos alegran su inmenso corazón dentro del Olimpo, narrando al unísono el presente, el pasado y el futuro. Infatigable brota de su bocas la grata voz. Se torna resplandeciente la mansión del muy resonante Zeus padre al propagarse el delicado canto de las diosas y retumba la nevada cumbre del Olimpo y los palacios de los Inmortales."
Las musas se encargan de cantar, como narradoras, las glorias de Zeus ante el mismo dios "padre de dioses y hombres" y las historias sobre la "raza de los hombres y los violentos Gigantes." Se dirigen en grupos, como una procesión hacia la casa del dios padre, formando "alegres coros y habitan suntuosos palacios. Junto con ellas viven, entre fiestas, las Gracias e Himero."
Cerámica griega ática de firguras rojas con la representación de Eurinome, Himero, Hipodamia, Eros, Laso y Asteria. S. V a.C. Pintor Cadmus. Himero, hijo de Afrodita y Ares, representó a la lujuria, las celebraciones de las fiestas carnales.
Las nueve musas que habitaban los palacios olímpicos, según relató Hesíodo, eran las hijas de Zeus: Clío, Euterpe, Talía, Melpómene, Terpsícore, Érato, Polimnia, Urania y Calíope. Sus nombres significan por este orden: la que da la fama, la muy
encantadora, la festiva, la que canta, la que ama el baile, la deliciosa, la de variados himnos, la celestial y la de la bella voz. La más importante de
todas ellas es Calíope, la que asiste a los venerables reyes. La madre de las nueves musas, según Hesíodo, era Mnemósine "de hermosos cabellos" y sus hijas son llamadas "Musas de dorada frente a las que encantan las fiestas y el placer del canto".
Hesíodo y Heródoto fueron los dos grandes poetas griegos, "entre ambos constituyen la base sobre la que descansa la mitología griega, transcrita en la literatura y en las paredes de los templos." Las fuentes más antiguas de la mitología clásica, principales creadores y recopiladores, por lo tanto constructores de la cosmovisión que ha trascendido a los tiempos, sobreviviendo durante casi tres milenios, alimentando las almas medievales, provocando desde la admiración más profunda, hasta el debate más arduo y filosófico, en definitiva, determinando la cultura occidental.
Por consiguiente, nos vemos abocados a partir de una premisa histórica innegable: el cristianismo, ni ninguna otra religión del mundo, destruyó al clasicismo. Episodios muy puntuales de guerras, destrucción e "iconoclastas" no han cambiado la cultura occidental. Tan sólo el transcurrir de los siglos, con la aportación de los pueblos, sus pensadores y sus principales artistas que constituyeron los demiurgos de nuestra cultura, moldearon aquellos mitos, principalmente adecuando su simbolismo a las nuevas necesidades intelectuales y sociales de cada época, donde el clasicismo siguió renaciendo en las obras de la Humanidad.
Sin olvidar que el Imperio Bizantino, constituyó la herencia latente del Imperio Romano de Occidente, el acaparador de las bellezas griegas. Conformando un puente entre dos mundos: Occidente y Oriente.
El mundo clásico no era inmovilista, por querer expresar las proporciones de la belleza, y ordenar lo que consideró el caos.
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