El soldado romano convertido en santo por su humanidad hacia un mendigo.

El soldado romano convertido en santo por su humanidad hacia un mendigo. De la capa a la capilla. El gran santo de la iconografía del arte francés medieval: San Martín de Tours.


"¿Qué hacer? No tenía más que la capa militar. Lo demás ya lo habían dado en ocasiones semejantes" Sulpicio Severo, Vida de San Martín de Tours . S.IV.


"A cada cancho le llega su San Martín" Refrán popular español, haciendo referencia a la matanza del cerdo, que se celebraba en la fiesta del santo en España.



Vitral de la Catedral de Tours (Francia) que muestra a San Martín cortando su capa. 

Martín, se convirtió en el santo francés más popular, durante la Edad Media hasta entrada la Edad Moderna.
Gran parte de su popularidad se la debe a sus biógrafos, que expandieron la historia de su vida, aportando elementos legendarios.
Las fuentes nos cuentan que Martín nació en Panonia (actual Hungría), siendo un militar romano que llegó a servir en las campañas itálicas y la Galia. En el año 337 d.C. , acuartelado en Amiens, Martín se dirigió a la puerta de la ciudad, donde encontró a un pobre hombre, desnudo y muriendo de frío, al minuto apiadóse del desdichado mendigo; con su espada de soldado romano, cortó la mitad de su capa, una sola mitad, puesto que la otra mitad, pertenecía al Imperio Romano, para que el desgraciado se protegiera. Durante la siguiente noche, la leyenda del santo cuenta que Cristo se le apareció envuelto, con aquella capa, para agradecer su acto de caridad.


Una capa o manto en la Edad Media era un elemento simbólico. Emblema de poder y también símbolo de la protección, signo de la función que se realiza, llevado por diferentes santos, al igual que la venerada Virgen de la Misericordia portaba su gran manto para abarcar "maternalmente" a todos sus fieles medievales. El manto durante aquellos tiempos, era frecuentemente el soporte de los emblemas, de la monarquía y señalaba la pertenencia a una orden monástica o también a una cofradía.


Martín, una vez se produjo la aparición, decidió abandonar al ejército romano y convertirse al Cristianismo, petición que lógicamente renegó el emperador. Años más tarde lo consigue, recibiendo el bautismo, y entra al servicio de un obispo importante, San Hilario de Poitiers.
A partir de aquel tiempo, su carrera religiosa fue en ascenso. Fundador del monasterio de Ligugé (Poitou). Obispo durante 26 años. 


Claustro de Saint-Martin de Ligugé.
"Se atribuye la fundación de esta casa (Saint-Martín de Ligugé) a San Martín de Tours, considerado uno de los impulsores del monacato primitivo en la Galia". (Foto y texto de Monastirs.cat).



Los biógrafos resaltan que siguió viviendo como un monje, de forma más o menos modesta, para dar énfasis a su santidad, en el monasterio de Marmoutier, que funda en la orilla derecha del Loira, que se convertirá en uno de los monasterios más importantes de la Edad Media en Occidente.  


Iglesia de Marmoutier. (Kerrmann. Wikimedia)

Hasta el tiempo de su muerte, en el año 397, siguió operando como misionero, haciendo de conversor a la Fe, destruyendo los templos paganos, realizando fundaciones (iglesias y monasterios).

Tours se convirtió en el centro de una de las peregrinaciones más importantes de Occidente. Lugar donde se encontraba preservada su capa, la reliquia más valiosa de Francia durante toda la Edad Media. Los reyes merovingios y carolingios la convirtieron en todo un emblema dinástico y un símbolo nacional. El recinto en el que se daba el culto a esta capa, recibió el nombre de capilla, dando origen a este término de la Historia del Arte, que designa el lugar de culto de una iglesia o de un palacio.

Como testimonio y legado de aquel gran culto medieval, la toponimia francesa posee unos 500 municipios y 4.000 parroquias con el nombre del santo.

San Martín fue patrón de soldados y caballeros, protector de los jinetes, quienes incluso entregaron como exvotos, herraduras de oro; de sastres y pañeros (por tratarse de una capa, un paño) y también de personajes no tan agraciados, como mendigos o borrachos.

San Martín, junto con San Dionisio y San Luis, son patronos de la monarquía francesa. 

En sus celebraciones populares, el día de San Martín, una de las fiestas más importantes del calendario agrícola, los campesinos celebraban la llegada del invierno con matanzas de cerdos y abundantes comidas. Se encendían hogueras y se pagaban las deudas. Era costumbre sacrificar y comer una oca, puesto que los textos tardíos, añadieron que San Martín al no querer aceptar su cargo de obispo, se ocultó y una oca le delató con sus graznidos.


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