Santa Maria i Sant Miquel. El monasterio del Santo Sepulcro de les Illes Medes.
Santa Maria i Sant Miquel. El desaparecido monasterio del Santo Sepulcro de les Illes Medes. (L'Estartit. Mar Mediterráneo).
"El pequeño archipiélago de las Medes (21,5 ha de superficie) formado por siete islotes y algún escollo constituye un lugar de un valor biológico y ecológico extraordinario por su gran variedad de ambientes y especies (1.345 taxones marinos identificados en los grupos vegetales y animales estudiados), y supone un paisaje de gran belleza, único en Cataluña. El paso de la historia por este pequeño archipiélago ha dejado su impronta: trozos de cántaros y cepos de anclas de la época griega, restos dispersos de las antiguas baterías y construcciones militares, y el faro, construido en 1866". Àrea Protegida de les Illes Medes. Generalitat de Catalunya.
El valioso archipiélago natural de islotes del Baix Empordà, les Medes, actualmente destaca como un importante enclave turístico de Catalunya. Localizadas en la conocida Costa Brava, supone un paraíso para la inmersión acuática, y en definitiva, un lugar de ocio y vacaciones familiares. En otros tiempos históricos del pasado, la situación era muy distinta.
Les Illes Medes están formadas por dos islas principales y cinco menores, sus nombres son: Meda Gran, Meda Xica, Tascó Gran, Tascó Petit, Les Farranelles, El Magallot, El Cavall Bernat. También contienen islotes, el estrecho de El Freuetó, tres bahías y cinco cabos.
En les Medes se documentó ocupación romana, con restos arqueológicos, tales como enterramientos, tégulas, huesos, lacrimatorios de cristal (ungüentarios) y cerámica.
Supuso un lugar de recogimiento místico y espiritual, de estrategias políticas y militares de los grandes imperios europeos (incluso para Napoleón Bonaparte) y puerto de agresivos piratas.
Les Illes Medes están formadas por dos islas principales y cinco menores, sus nombres son: Meda Gran, Meda Xica, Tascó Gran, Tascó Petit, Les Farranelles, El Magallot, El Cavall Bernat. También contienen islotes, el estrecho de El Freuetó, tres bahías y cinco cabos.
En les Medes se documentó ocupación romana, con restos arqueológicos, tales como enterramientos, tégulas, huesos, lacrimatorios de cristal (ungüentarios) y cerámica.
Supuso un lugar de recogimiento místico y espiritual, de estrategias políticas y militares de los grandes imperios europeos (incluso para Napoleón Bonaparte) y puerto de agresivos piratas.
Les Medes, con su aspecto de grandes rocas que emergen del mar, fueron codiciadas por importantes reyes y emperadores, a causa de su ubicación, en el centro de las navegaciones costeras del Mediterráneo Occidental, conformando una lanzadera efectiva desde el mar hacia la tierra firme.
"Las islas Medas formaron parte del condado de Empúries, que se extendía sobre todo por la zona costera de la región, desde el Rosellón hasta el Mongó. Extinguida la primera casa condal, sus territorios pasaron a la familia real catalana en 1325 y el Infante Pedró, hijo de Jaime II, se titulo conde de Empúries". Carmen Batlle Gallart (1931) ha sido profesora de Historia Medieval de la Universitat de Barcelona.
" Su proximidad a la costa les daba gran valor militar, por eso la torre era necesaria para el Servicio de vigilancia y también para evitar los naufragios de las naves en los escollos. A pesar de los vigías, procedentes sobre todo de la vecina villa de Torroella de Montgrí, los ataques de piratas y corsarios contra la zona costera fueron cada vez mas frecuentes, hasta el punto de que a veces se ocultaron y resguardaron en las cuevas de las islas para efectuar sus robos con mas comodidad". Carmen Batlle Gallart (1931) ha sido profesora de Historia Medieval de la Universitat de Barcelona.
La vida cotidiana en el monasterio isleño del mar Mediterráneo de l'Empordà, debió ser tan complicada como peligrosa. Les Illes Medes carecen de recursos naturales, para garantizar la supervivencia de una comunidad permanente de monjes. Todavía hoy, nos sorprende el ingenio de aquellos religiosos de la orden del Santo Sepulcro, para organizar su vida y actividades, en una isla rocosa de escasa vegetación, azotada por el peor de los vientos turbulentos de la Catalunya norte, conocido como la Tramontana, que puede llegar a alcanzar velocidades huracanadas y tumbar embarcaciones. Incluso en la actualidad, acontecen tragedias en el mar de nuestras latitudes, a causa de la fuerza de este viento, con ráfagas de hasta 200 kms/hora, que azotan varios días, de forma continua.
Los monjes nos parecerían unos desdichados "naúfragos", abandonados a su suerte en un islote, a un kilómetro de distancia de la tierra. A pesar de todo, se equiparon con las instalaciones necesarias que requirió un monasterio medieval, con la casa y estancias, los lugares de oración, de trabajo, sus sistemas de abastecimiento, el cementerio - dada la importancia de la reverencia a la muerte de los hermanos - y un campanario, que representó en la Edad Media un comunicador con el orden celestial, pero también una guía para las actividades diarias, del exigente calendario de las celebraciones religiosas, y en definitiva, todas las comunicaciones necesarias en un mundo cristiano.
Todas las poblaciones medievales de Catalunya dispusieron de una iglesia y un campanario, por pequeñas que estas fueran, sus habitantes, siempre estaban bien organizados, y comunicados por rutas (marinas en este caso) y campanas.
L'Empordà, durante la Edad Media, era una zona de confrontaciones, escenario de tentativas e incursiones, por lo tanto, los elementos defensivos eran principales, y los religiosos debieron contar con la torre de defensa y algún vigía. El siglo XIV es especialmente estudiado por los arqueólogos, en el marco de un importante proceso de fortificación en Catalunya.
"En busca de una mayor eficacia los reyes Fernando y Alfonso concedieron la custodia de la torre (de Les Medes) a los cónsules de Torroella de Montgrí, mientras continuaban otorgando su protección a los mendicantes." Carmen Batlle Gallart (1931) ha sido profesora de Historia Medieval de la Universitat de Barcelona.
A la isla de los monjes se debieron acercar los pescadores, y los buscadores de coral. Por supuesto, los enemigos, tanto piratas, como conquistadores, entre los que no obraban tantas diferencias en los modos de actuación, pues el resultado siempre era el mismo: el saqueo, el cautiverio o la infortunada muerte violenta.
La orden de los monjes tenía sus gobernantes y administradores, como los ecónomos, quienes administraban y controlaban los bienes, en crecimiento por las donaciones de la poderosa nobleza local (rey y reina inclusive, más toda la saga real) y de otros más burgueses y "modestos" con propiedades (herencias legadas a la orden). Además percibían limosna.
Los barcos de guerra utilizados en el siglo XIV eran las galeras. Las rápidas naves estaban armadas en tres filas, con tres remeros y remos por banco. Los bancos se orientaban de forma oblicua al eje de la nave para remar con más eficiencia. Poseían un temible espolón para embestir y atracar en los puertos arenosos y fangosos medievales.
El contexto político lo hemos de situar en la llamada corona catalano-aragonesa, formada por una confederación de reinos diversos, en tierra firme: Aragón, Catalunya, Valencia, y en las islas: Mallorca, Sicília y Cerdeña.
El dominio del Mar Mediterráneo, tanto para la expansión militar, como la económica, fue el eje de toda la economía y política de la Baja Edad Media. Durante los primeros años del siglo XIV, continuó la expansión comercial por el Mediterráneo, ya iniciada en el siglo XIII.
Para el crecimiento económico, aparte de la potente flota catalana, se dispuso de un poder militar efectivo, formado por mercenarios (els almogàvers), algunos de ellos, alternaban con trabajos agrícolas, según las necesidades eran temporeros; otras dedicadas al saqueo o la guerra, y también se contó con compañías eficaces de ballesteros, pues la ballesta fue el arma por excelencia de aquellos tiempos; según su tamaño más mortífera, pero también menos ágil; una armadura sería traspasada por el disparo de una gran ballesta, desgracia que no acontecía con los arcos y las flechas, que simplemente se clavaban, pero no de forma tan letal y eficiente como aquellas ballestas, inspiradas en antiguas armas romanas.
El ejército de la Baja Edad Media, empieza a especializarse de forma regular, de modo que podemos decir que está en expansión.
Catalunya mantiene contactos directos con italianos y franceses, a los que considera sus competidores comerciales, pero también establecen todo tipo de relaciones, algunas fructíferas, otras fueron más desastrosas.
"los vigías se hallaban aislados, dependiendo de los suministros enviados desde tierra con poca regularidad. Se comprende que todavía en nuestros días sea proverbial en la costa ampurdanesa la fam (hambre) de les Medes y se lo recuerden a los niños si se niegan a comer. Estàs dificultades, los ataques de piratas y corsarios y la escasez de recursos procedentes de las limosnas justificarían sobradamente el abandono de la empresa por parte de los caballeros del Santo Sepulcro". Carmen Batlle Gallart (1931) ha sido profesora de Historia Medieval de la Universitat de Barcelona.
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Croix de Lorraine. Lorena documenta su cruz patriarcal desde el siglo XV. Imagen: Wikimedia Commons. |
"Durante la guerra de Cataluña contra el rey Juan II los partidarios de este último dominaban Gerona y gran parte del Ampurdán, pero en febrero de 1468 el duque de Lorena dirigió una gran campana contra ellos, tan eficaz que quedaron reducidos a una sola fortaleza, la torre de las Medas. En estas circunstancias el abandono de las islas por parte de la Orden de Santiago fue total. Los piratas aprovecharon la ocasión y las dominaron hasta que en 1470 un vecino de Torroella de Montgrí, Lluís Ponç, las rescato por 400 florines, cantidad que luego le entregaron los diputades del General, los consellers de Barcelona, los cónsules del mar de la lonja barcelonesa y todos los pueblos de la costa hasta Llançà". Carmen Batlle Gallart (1931) ha sido profesora de Historia Medieval de la Universitat de Barcelona.
El monasterio de Santa Maria i Sant Miquel, desapareció para siempre en el año 1552, engullido por el Mediterráneo, durante un derrumbe de parte de la plataforma de la isla, en su extremo occidental (la isla en la Antigüedad y Edad Media fue de mayor tamaño que en la actualidad) donde se ubicarían los restos, ya en ruinas, del monasterio abandonado, gobernado por el monasterio del Santo Sepulcro de Santa Anna, en la ciudad de Barcelona.
Portal de acceso a la plaça de Santa Anna, con la puerta de la preciosa e histórica iglesia del mismo nombre al fondo, en Barcelona (Catalunya). Actualmente, el centro engullido por los edificios, conserva un destacable espacio de la Edad Media, con su legendaria fundación por la comitiva del Santo Sepulcro de Jerusalén, dirigida por su patriarca, hacia la ciudad condal.
Foto: Eduard Olivella Falp / Arxiu Fotogràfic de Barcelona (1980 - 2005).
Para saber más, sobre la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén en Barcelona (en Santa Anna) y la historia de su monasterio y casa principal (que regentó el monasterio hundido de les Illes Medes):
http://fotosdebarcelona.com/santa-anna-de-barcelona-historia-del-monestir-del-sant-sepulcre/
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