Dragones y demonios. Las bestias de la Edad Media.

Demonios y dragones. Las bestias de la Edad Media.

Representación del Infierno, en una escena perteneciente a un tríptico del Juicio Final, del año 1470 (Baja Edad Media) de Dieric Bouts. Demonios simiescos, cuerpos femeninos desnudos, alas membranosas, murciélagos, seres vellosos, reptiles, viscosas pieles de barrigones anfibios, ojos grandes, saltones y luminiscentes, diablos con grandes orejas, cuernos, y hocicos con afilados dientes en sus fauces, de las que asomaban largas lenguas. Varias fueron las características morfológicas del mal y del pecado, según la iconografía del Arte.
La desnudez, como estado de la condición humana en el Paraíso terrenal, quedará identificada a la imagen del pecador.
Foto: París, Musée du Louvre / Wikimedia Commons.


La bestia o el monstruo, en la Edad Media, encarnó la amenaza contra la moralidad de la Humanidad. Símbolo máximo del pecado; lo grotesco, anómalo e irracional, por su propia y caótica existencia, en contraposición a la perfección y orden divinos, fue considerado peligroso; por lo tanto, su apariencia amenazaba la virtud, constituyendo la lucha contra su peligrosidad, el episodio que aumentaba el valor del héroe.


"Un examen morfológico de los dragones legendarios nos autoriza a ver en ellos una suerte de confabulación de elementos distintos tomados de animales especialmente agresivos y peligrosos, serpientes, cocodrilos, leones y también animales prehistóricos." Juan Eduardo Cirlot. 

El monstruo diabólico, se mostrará como el opuesto, a la belleza angélica. En el pensamiento medieval, no otorgan luz, sino que la consumen, por lo tanto, los demonios, son los seres más oscuros y deformes, cuya misión será tentar o atacar a los santos y santas.

En la tradición cristiana, el héroe, será el combatiente de la perversidad del reino de las tinieblas. En el opuesto deseable, se mostrará la luz, como símbolo de la vida y de Dios. 

El infierno, como morada del mal, será el lugar terrible, donde se privará eternamente y sin posibilidad de escapatoria, de estas bendiciones de Dios, como dador de la vida. En el Cristianismo medieval, el reino del infierno estará gobernado por demonios, que se mostrarán como los repartidores de las condenas. 

En un mundo preindustrial, carente de electricidad, la luz, constituye el máximo don que las personas puedan disfrutar, siendo la Luz creadora de la vida, durante la Edad Media, simbólicamente asimilable a Dios.

El simbolismo cristiano, recogió las figuraciones de aquellas divinidades monstruosas, desde el mundo clásico grecorromano, Próximo Oriente y Egipto, hasta el lejano Oriente, para la elaboración de su particular colección de monstruos; entre todos ellos destacaron, los demonios y dragones.

"La fantasía de donde proceden las concepciones monstruosas a menudo es de origen oriental: una etapa de su tránsito a Occidente se determina en las miniaturas mozárabes de los beatos: las formas allí más estrafalarias representan las fuerzas del mal en los hechos apocalípticos." Dr. Federico Revilla, especialista en Historia del Arte.

Desde el Arte Románico, las criaturas diabólicas de las esculturas en relieve, de los capiteles de los claustros de los monasterios, pudieron ser obra de tallistas artesanos, descendientes de mudéjares.

Los nuevos atributos del Diablo también fueron herencia cultural del Islam (Persia) y China. 



El diablo románico del siglo XII de Conques (Francia), porta una corona, como símbolo de la realeza del maligno, en una escena del Juicio Final - el juicio que decide el final de todos los tiempos- Dios, como juez universal, aparece entre los seres celestiales y santos, mientras el demonio, en un segundo juicio infernal, reparte las irredimibles condenas a los réprobos,  asignando a cada ser desgraciado, un tormento infernal.
El ahorcado con la soga en el cuello es Judas, de quien cuelga, como signo de la traición que le identifica, la bolsa de monedas. En la representación, el demonio, ocupa la posición antagonista respecto a Abraham.

Con las costillas de un cadáver, por ser el altar del diablo, el símbolo de la muerte.

Entre sus piernas, se enroscan las serpientes; animales que suelen representar al diablo. La serpiente, fue reconocida, como el ser más primitivo, que no requiere de esfuerzo genético, siendo el opuesto del ser humano. Reptil de sangre fría, carente de extremidades, de movimientos reptantes y sinuosos, es decir, rastrera, y con capacidad de penetrar en las profundidades de la tierra; antiguamente, relacionada con cultos de la fertilidad, por su aspecto fálico y terrestre. También, Satanás, se acompañará de sus huestes.


" Los infiernos y los océanos, el agua primordial, y la tierra profunda, no forman más que una materia prima, una substancia primordial, que es la serpiente." Chevalier.

" La bestia que he visto parecía una pantera, tenía patas de oso y boca de león. El dragón le dio su fuerza, su trono y un gran poder. Una de sus cabezas estaba como herida de muerte, pero la mortal herida fue sanada. Entonces la tierra entera, maravillada, siguió a la bestia. Todos adoraban al dragón por el poder que había otorgado a la bestia, y adoraban también a la bestia." Apocalipsis

" También en el cielo otra señal: un gran dragón rojo, que tenía 7 cabezas y 10 cuernos. Las 7 cabezas llevaban diademas, y su cola arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo y las lanzó a la tierra." Apocalipsis.




Arcángel San Miguel, príncipe de los ejércitos celestiales, en lucha por dominar y someter al dragón rojo. Arte Románico. 
San Miguel fue el ángel escogido por los guerreros medievales europeos,  como los lombardos,  quienes difundieron su culto por toda la cristiandad occidental. 

En el Apocalipsis, el ángel que posee las llaves del abismo, atrapó al temible dragón, "aquella serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y le ató por 1.000 años y lo arrojó al abismo, y lo encerró".

Imagen: Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC, Barcelona).


"Los bestiarios definen el dragón como la más grande de las serpientes y de todos los seres vivientes. Por eso, en la época románica se le representaba como una serpiente enorme y de aspecto terrible: boca muy abierta y dientes prominentes, tirando el aliento de fuego, ojos llameantes, cuernos, patas con garras de león, alas y un cuerpo a menudo más de pájaro que de reptil, cubierto de escamas para protegerse, y una cola larga, donde tenía la fuerza. Decían que mataban con la cola, con esta parte trasera que no se puede ver porque es la del inconsciente". MNAC.


El dragón es la suma de los cuatro elementos, lo que le confiere el máximo poder destructor: el fuego (expulsa llamas de su boca), la tierra (repta o camina a cuatro patas por ella, con sus fuertes garras), el aire (es alado), y el agua (por su piel escamosa, similar a un cocodrilo). Todos los elementos que le propulsan, no contienen, para el cristianismo medieval, ninguna armonía, sino, todo lo contrario, una contradicción y una elevada peligrosidad.

"Como la esfinge griega, (el Diablo) integra los cuatro elementos: sus piernas negras corresponden a la tierra y a los espíritus de las profundidades; las escamas verdes de sus flancos aluden al agua, a las ondinas, a la disolución; sus alas azules aluden a los silfos, pero también a los murciélagos por su forma membranosa ; la cabeza roja se relaciona con el fuego y las salamandras". Juan Eduardo Cirlot. 


Fragmento de la obra de Bartolomé Bermejo del año 1468 (Baja Edad Media), con la representación de un demonio aplastado por el poder triunfante de San Miguel. 
Los demonios a partir del Gótico, ya no fueron simples "monos de Dios", adquiriendo una complejidad de características, fruto de las nuevas y largas rutas comerciales. 
Las crestas y espinas (de saurios y plantas), aparecerán en las bestias, como en este demonio de cola y antebrazos espinosos, con alas membranosas. 
El demonio de la imagen, muestra grandes ojos luminiscentes, indicativo de nocturnidad y fuego, similares a los primigenios primates estrepsirrinos. Como curiosidad, posee el mismo tipo de ojos, como pezones, y afiladas fauces en su bajo vientre, anatomía de la bestia, en relación con el sexo y el pecado (no es casualidad, que los científicos, llamen a las sustancias bioquímicas de las bioluminiscencias: luciferasa y luciferina). 
Foto: MNAC/National Gallery (London).

Los dragones en las copias de las fábulas persas, son similares a los dragones cristianos del Gótico, que aparecen en las representaciones de las leyendas, como antagonistas de San Jorge y San Miguel.

El dragón, encarnación del diablo, en el Arte Románico, estará representado como una vulgar serpiente, a veces con alas plumosas, o como una ave con cola de lagarto. 

A partir del Arte Gótico, harán aparición las alas membranosas (con características de murciélago). Una de las primeras representaciones quedó contenida en el Salterio de Edmond de Laci de mediados del siglo XIII. A partir de la segunda mitad del siglo XIII, el dragón con alas membranosas de murciélago, cada vez será más frecuente.

En la ornamentación del gótico, las espinas y las partes de los saurios, invadirán los márgenes, con corazas dorsales y tallos que se contonean como dragones.
La nueva moda del gusto de las élites, adornará, con estos motivos, las armaduras de los caballeros, a partir del siglo XIV y XV, apareciendo en la ornamentación arquitectónica, y, también, en las sillas de los coros.

Representación en un manuscrito medieval de Santa Margarita de Antioquía.

El dragón de Santa Margarita tiene en su boca la capa del ropaje de la santa devorada, atributo para mostrar su voraz malignidad.

"Se ha solido representar a santa Margarita con el dragón a sus pies y blandiendo una cruz (...) ya que utilizará la cruz como una auténtica arma exorcizadora, capaz de hacer reventar el dragón que la deglute. La función del dragón en la leyenda es claramente iniciática. El dragón telúrico y acuoso se traga entera a la virgen. (Es la fiera que posee la piedra preciosa -la margarita-, que
guarda celosamente sus misterios). La virgen debe morir en el interior del dragón - el descenso a la prisión infierno- para volver a nacer -escupida- en el día victorioso de su pasión". Actas del V Congreso de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval (Granada, 1993).


El dragón gótico, suele ser un animal híbrido y crestado, con tejidos tendidos y espinosos, que despliega sus formas dentadas, al mismo tiempo que aletea, demostrando todas las capacidades demoníacas y terribles, con sus fauces de afilados dientes. También, puede adquirir características del león.
China vio el nacimiento de los "hombres" con alas de murciélago. Las dinastías chinas, como la Han, crearon toda una serie de dioses demoníacos, y voladores. 
" Para el hombre medieval el monstruo es una anomalía normal, inevitable y misterioso testimonio de la imaginación y del poder de la creación divina".

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