La navegación en el mundo antiguo. De los orígenes a las primeras expediciones comerciales.

La navegación en el mundo antiguo. De los orígenes a las primeras expediciones comerciales.


" La evolución del transporte acuático, de los métodos más primitivos a las funcionales embarcaciones egipcias o griegas, se encuentra ligada al desarrollo del comercio y a las necesidades militares que dieron lugar a las expediciones de conquista y a los viajes de descubrimiento"
Luigi Pareti, a
rqueólogo e historiador italiano (1885-1962). 


Los orígenes. Las primeras navegaciones

Los seres humanos, en sus desplazamientos, siempre intentaron franquear los obstáculos geográficos, entre ellos, se encontraron con los grandes ríos, los lagos y el mar. El motivo principal sería la supervivencia y la alimentación, básicamente, la pesca. Los primeros intentos en la navegación debieron desarrollarse, con esta funcionalidad, desde finales del Paleolítico Inferior, en cuerpos de agua de dimensiones más accesibles como aquellos medios lacustres y fluviales, en comparación con la inmensidad del mar, que requería un dominio técnico superior, con conocimientos de astronomía para orientarse, sencillos aparejos y una muy incipiente "cartografía"mental (los trabajos escritos relativos a la navegación debieron aparecer pronto, señalando los puertos, con unos conocimientos mínimos de las costas y el tiempo empleado entre desplazamientos) junto a una preocupación por los fondos marinos,  los estuarios fangosos, los escollos, las corrientes y los vientos. También una observación de las estaciones, puesto que no se navega igual en tiempos de tormentas, lluvias intensas - meteoros adversos- o hielos.

En el Neolítico están documentados los intercambios y la distribución de materiales, como por ejemplo la obsidiana (en varias culturas, incluido el Mediterráneo y Próximo Oriente) una roca ígnea que se localiza en las inmediaciones de los volcanes, lo que supuso un punto de referencia, tanto para las personas de la Prehistoria como para los arqueólogos, quiénes consiguen trazar las rutas que movilizaron los primeros intereses comerciales de la Humanidad.

Los primitivos intentos organizados de flotación, se dieron en la construcción de las balsas, con troncos redondos o planos de árboles unidos mediante cuerdas, y a continuación, con las embarcaciones muy rudimentarias, realizadas con maderas y pieles a modo de odres hinchados como flotadores. Heródoto describe en tierras de Mesopotamia, en los ríos Tigris y el Eufrates este método antiguo en la navegación fluvial. Algunas veces se usaron pesos o bien dos troncos para conferirles estabilidad.

En esta categoría de navegación primitiva, también encontraremos las canoas, que podían construirse con un único tronco vaciado (canoa monóxila) y las barquillas de corteza doblada, o mediante ramas y juncos, entrelazados  o  trabajados.

Entre los nativos del Pacífico también existió una primigenia navegación que les llevó a largas distancias  (unas 3.500 millas de longitud).

En tiempos anteriores a la navegación astronómica, se usaron animales, los fieles compañeros de la Humanidad, quiénes destacaron por sus habilidades en la percepción y orientación (aves: cuervos y palomas, y monos) constituyendo el procedimiento más antiguo de seguridad en alta mar. Los pájaros orientaron a los marinos, de cuyo uso se derivaron mitos y leyendas. Algunos objetos arqueológicos muestran barcos votivos con animales a bordo, palomas en mástiles y macacos a estribor. Los pájaros podían soltarse, demostrando su gran capacidad de vuelo natural, e indicar la dirección, como brújulas biológicas, los vientos o la meteorología, y permitir un cálculo básico de la distancia a la tierra. Esta técnica primitiva se documenta desde el III milenio a. C. en Próximo Oriente y desde el II milenio a.C. para el mundo del Egeo.
 Navecilla nurágica. Edad de Bronce. Museo Nacional de Cagliari. Cerdeña, Italia.
La arqueología nurágica posee un corpus muy extenso de bronces que representaron naves, siendo aquella cultura prehistórica cuyo centro se originó en la isla de Cerdeña (a partir del II milenio a.C.) , la que desarrolló una de las rutas comerciales más importantes en el área del Tirreno, con relaciones con otras culturas marítimas principales de la Antigüedad.(Lilliu , 1987)

Comercio micénico-egipcio. Reproducción a tamaño natural del pecio de Ulu Burun. Edad de Bronce. Museo de arqueología submarina de Bodrum, Turquía.
Dos escarabeos egipcios con los cartuchos reales de Nefertiti asociados a material cerámico permitieron su datación.
Entre sus restos se encontraron curiosos objetos de uso personal y de prestigio, como navajas de afeitar,  panoplia militar: lanzas, cuchillos curvos, espadas, pectorales decorados; instrumentos agrícolas y un posible cetro ceremonial. Productos para comercio y algunos quizá fueron objetos propios de unos nobles o de comerciantes que navegaban en el navío en el momento de su trágico naufragio. La embarcación efectuaba una navegación de cabotaje desde Egipto hacia Siria-Palestina, combinando navegación de altura hacia Creta -Egipto y Ugarit-Chipre.
Sus restos fueron hallados por un pescador de esponjas a principios de los años 80.
 Foto: Jojan/Wikipedia.



A partir del I milenio a.C. el desarrollo de la astronomía, la geografía y la ciencia de la antigüedad, con la consiguiente aplicación mediante los instrumentos de orientación marítima supondrá una gran revolución en la historia de la navegación y permitirá alcanzar rutas más largas y de exploración.

Para la investigación de las primeras navegaciones los expertos cuentan con los estudios de cerámica, los asentamientos costeros, sus puertos naturales, los frágiles y parciales pecios sumergidos y la etnología, ciencia que se aplica a la observación de usos humanos antiguos que todavía perviven en nuestro planeta y por último, la arqueología experimental que reproduce y comprueba las hipótesis  teóricas de la construcción y la práctica de la navegación, reproduciendo todos los elementos antiguos. La Historia para su estudio, se complementa con los detalles representados en los preciosos objetos arqueológicos y la interpretación de su iconografía.



Nave comercial fenicia en un bajorrelieve de un sarcófago de Sidón, S. II a.C.
 Foto: Wikipedia.

Navegación en las primeras civilizaciones de la Historia

La primera innovación necesaria, después de los remos y un timón, fue el uso de las velas, que permitieron el aprovechamiento del viento, acortando el tiempo de los desplazamientos y la supervivencia, para ello, se idearon muchos modos para sujetarlas y extenderlas.

Cada área geográfica se abastecerá con sus recursos naturales, lo que supuso unas perceptibles diferencias regionales.

Desde hace c.a. 5.000 años, la navegación de los antiguos egipcios se realizó con dos tipos de embarcaciones, una de casco bajo en forma de media luna, construida mediante la unión de plantas de papiro y otra muy pesada, también de bajo calado, con láminas cortas de madera de árboles autóctonos, con sujeción de clavos. Las naves egipcias fueron de bajo calado para adaptarse a las exigencias de la navegación en fondos muy fangosos. Sus velas eran del tipo cuadrado, los remos no estaban sujetos y en la popa ubicaron un timón que consistió en un gran remo. A bordo podían poseer cabinas. Sus naves de guerra, siempre más fuertes, tuvieron remos con chumaceras, es decir, si quedaron más sujetos, con aquellas piezas clavadas en forma de aros. Los timones de los navíos de guerra egipcios también estaban fijos. Eran las naves que representaban al poderoso Estado egipcio y no se escatimaron medios, por consiguiente, las más ricas y perfectas de todas ellas. Para su fabricación se importaron troncos de madera del Líbano (los fenicios fueron los grandes suministradores de los egipcios). La madera era el elemento más importante en la construcción de un barco antiguo, debiendo reunir unas características especiales y deseadas por aquellos constructores de la Antigüedad, que supieron trabajarla y calafatear con breas para impermeabilizar las naves, de lo contrario estaban condenados a ahogarse y perder todos sus recursos.

Los asirios y babilonios en su navegación fluvial construyeron barcas redondeadas, de un tipo viejo.



Los fenicios famosos por su dominio comercial en el Mediterráneo Oriental y después en el Occidental, navegaron con poderosas naves mercantes, las llamadas gauloi , construidas con las apreciadas maderas de los altos cedros del Líbano. Sus embarcaciones dispusieron de quillas, cuadernas y puentes levadizos, como han comprobado los arqueólogos e historiadores en los relieves asirios y en la fortaleza de los hititas de Karatepe (Turquía).

Los helenos del Egeo y los colonos griegos también poseyeron dos tipos de barcos, los de guerra y los comerciales, que sin duda se remontan a los períodos minoico y micénico. Su barco comercial era ancho de manga, mucho más redondeado que el de guerra, también con puentes para ser elevados, con una única vela, disponiendo de poleas, tanto en la proa como en la popa, con un mástil fijo a la quilla. Las naves eran conducidas con un gran remo que sobresalió de ambos lados de la popa.
Todos aquellos barcos fueron necesariamente calafateados, en alquitrán negro, pero los cascos se pintaban en tonos rojizos.
Sus naves de guerra eran más ágiles y ligeras, con temibles arietes de bronce en la larguísima quilla de sus proas, para infringir todo el daño posible a los adversarios. Disponían de elementos constructivos como un castillo de proa y un alcázar. La fuerza motor era la de los remeros, y en su parte superior, un puente, para que los guerreros del mar pudieran luchar. El tipo más habitual fue el birreme (con dos bancos de remeros), con unos 50 en total (pentecóntora).
Durante el S. VII a.C. se empezó a utilizar el trirreme, por consiguiente aumentó la velocidad y el poder en las batallas navales.
El trirreme era una embarcación de guerra con tres bancos y setenta remeros, con una tripulación de doscientos hombres. Su eslora tenía entre 33 y 36 m y una manga de 5. Como los trirremes eran barcos muy livianos, precisaron de más lastre, siendo relativamente delicados, puesto que precisaban de muchos cuidados y en teoría, sus condiciones necesarias de navegación, diurnas y sin olas, en particular para acciones costeras.
Estas naves de guerra de la antigüedad no fueron planteadas para largas estancias ni trayectos en alta mar, se conoce recorrían 50 millas en un día, por lo que deberían ir de puerto en puerto para su necesario abastecimiento.
Los barcos comerciales, a diferencia de los militares, dependían más de los vientos y no necesitaban tanto atraque para abastecimiento.
A partir del S. VI a.C. los expertos destacan la importancia de las anclas, parece que su uso se hizo más extensivo.


Fragmento de un bajorrelieve con un trirreme ateniense de 9 remeros. Según la reconstrucción de L. Beschi, la composición original representaba un gran trirreme con sus 25 remeros, el navegador y el comandante. El joven ubicado a la derecha probablemente represente al héroe Paralos, inventor de la navegación Fuente y Foto: Wikipedia / ACMA 



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