El Casal de los Montcada. Barones medievales en Catalunya.

El Casal de los Montcada. Barones medievales en Catalunya.



Escudo de armas, de la población de Montcada i Reixac (Vallés Occidental, Barcelona) que contiene la heráldica de los barones medievales del linaje de los Montcada. Armas representadas con 8 bezantes (antiguas monedas) de oro, formando 2 palos, en fondo heráldico de gules (color rojo)
Imagen: Xavi García.
Los apellidos aparecieron a inicios del siglo XI, siendo de uso corriente a partir de la segunda mitad del siglo. En un principio, se trató de simples renombres que no pasaban a los hijos, o sólo nombres del lugar de los señoríos, o de la procedencia, fácilmente cambiables. Por lo tanto, un mismo personaje podría tener muchos apelativos, lo que siempre supuso un problema para los medievalistas.


Durante el período comprendido entre el año 900 al año 1200, els comtes (los condes catalanes) gobernaron sus territorios con independencia, tan sólo ligados al Condado de Barcelona. A partir del siglo XII, el condado de Barcelona, absorberá cuatro condados: a principios de siglo, lo hicieron con Besalú y Cerdanya, y a finales, fueron Rosselló y Pallars Jussà. En principio, dichos procesos no se realizaron mediante la violencia bélica, sino con las alianzas matrimoniales y herencias, en las cuales condes sin hijos, proclamaron herederos a los soberanos de Barcelona.



"Con Borrell, hacia el 970, se iniciaba el prestigio del Casal barcelonés que irá fortaleciéndose a lo largo del siglo XI. Barcelona es ahora el centro de atracción de las grandes familias de la periferia que han escapado del derrumbe de Almanzor (Sitio de Barcelona) del 985, de la pérdida de potencial humano de la expedición de Córdoba del 1010. La atracción hacia Barcelona y las tierras meridionales será una constante de la mayoría de las grandes familias. A partir de mediados del siglo XI se sumarán más barceloneses a la tarea de dirigir el país que les será casi reservada a partir del 1090". Josep Maria Salrach Marès (Llinars de Vallés, Barcelona, 1945). Catedrático de Historia Medieval, UPF.



"Ninguna de las antiguas casas señoriales catalanas ha dado tanto trabajo a la historia y a la leyenda como la que, desde los comienzos de la formación (...) aparece instalada en el elevado castillo guardador del paso estratégico del Vallés al llano de Barcelona." J. Miret i Sans (Barcelona, 1858-1919) Historiador académico, uno de los fundadores de L'Institut d'Estudis Catalans.

Castillo de Montcada. La crónica del rey Jaume I el Conquistador, lo señala como una de las mejores fuerzas del territorio geográfico español. A lo largo de la Historia, los poetas y otros literatos, lo han envuelto en las leyendas.
En el año 1713, el rey de España, Felipe V, ordenó su derribo y otorgó permisos a la población, para que fuera utilizado como cantera.
Su topografía actual, fue totalmente transformada por la fábrica de cementos Asland, hasta hacer desaparecer sus vestigios. 
En la Edad Media el castillo se construyó sobre una escarpada colina que vigilaba el paso entre la comarca del Vallés (provincia de Barcelona) y la ciudad de Barcelona.
Entre los años 989-990 aparece citado el topónimo "Prope Montem Catanum", y en el año 1023, ya es citado propiamente como castillo con la denominación de "Castro de Montekandano".
Por concesión de su marido, fue propiedad de la condesa Ermessenda, junto a otros muchos castillos de la familia, quien los empeñó a su hijo, incluido el dicho Castillo de Montcada.

Foto: propiedad de Antoni Cantarellas Moncadas.

Sepulcro gótico de la Comtessa Ermessenda, en la Catedral de Girona (Catalunya). 
A finales del siglo X, Ermessenda fue la esposa del Comte Ramon Borrell I de Barcelona.

Prefirió escuchar, o enemistarse, según sus intereses, con los consejeros, entre ellos estaba Guillem de Montcada. Dama fuerte y autoritaria, colaboró junto con su marido el conde, en la reconstrucción del país, devastado por los ataques de Almanzor, y de su propio hijo. Una vez viuda, gobernó como regente de su hijo, Berenguer Ramon I de Barcelona.
Ejerció su poder e influencia, hasta su muerte, acaecida en el año 1058, en Sant Quirze de Besora (Osona, Barcelona).
Foto: Wikimedia Commons.


Los condes-reyes precisaron fortalecer su prestigio y gobierno, mediante los triunfos militares, para ello, contaron con senescales o dapifers. Aquellos personajes fueron premiados con tierras y posesiones, configurando una élite del poder. La historiografía catalana los conoce con el nombre de barons (barones), para diferenciarlos de los dominios reales, aunque a lo largo del tiempo, sufrieron numerosos cambios, anexiones y movimientos.

La gran complejidad de los territorios medievales en Catalunya, fue causada por todos estos personajes.

Para mayor complicación, en el año 1313, una fuente considerada literaria, ya no histórica, Veux du paon de Jacques de Longuyon, imaginó 9 barones, acompañantes del legendario Otger Catalò, que según la tradición, fueron los fundadores del linaje de los Montcada.


Los Montcada ocuparon cargos, desarrollando funciones cortesanas como: camarlengo (custodio del rey y de su sello secreto), mayordomo (director de la casa real), senescal o dapifer, (gran oficial de palacio) de forma hereditaria. También fueron cancilleres, trabajando para la administración real.


Según los historiadores, los primeros Montcada aparecen entre los años 1021 y 1023. En sus inicios su trayectoria no era tan brillante como precisaba una saga que alcanzaría el máximo poder y prestigio; como consecuencia, debieron encargar a los genealogistas, que mitificaran sus orígenes, que también fueron envueltos en lo legendario.
"Legendario fundador del linaje de los Montcada, llamado también Napifer o Nafiser, el más importante de los Nueve Barones y sucesor d'Otger Cataló a su muerte. El nombre proviene de haber tomado como nombre propio el de la diginidad de Dapifer (=senescal) que ejercieron durante siglos determinados miembros de la citada familia." GEC.
"Entre el primer Dapifer, muerto el 779 y Guillem, muerto en el año 1000, los heraldistas colocan 8 o 9 personajes: Ot (768-793), Arnau (793-798), Ot II (798-832), Arnau II (832-855), Gastó (855-895), Guillem I (895-930), Ot III (930-937), Ramon I (937-967) i Guillem Ramon I (967-983), todos los cuales son para nosotros (los medievalistas) pura fábula sin la más pequeña verosimilitud histórica". Josep Maria Salrach Marès (Llinars de Vallés, Barcelona, 1945). Catedrático de Historia Medieval, UPF.




Restos del antiguo castillo de los Montcada en la ciudad de Vic (Osona, Barcelona). Fue construido en la parte alta de la ciudad, anexo al Templo romano de Vic. Los muros del templo romano formaban parte del patio interior del castillo.
En el año 1088, los Montcada recibieron estas tierras, erigiendo el castillo, custodiado por los castlanes y alcaldes de los Montcada. Centro de administración de sus bienes
Hasta 1356, compitieron con el propio rey, hasta la cesión al vescompte Bernat III de Cabrera, hecho que provocó conflictos entre ellos, con secuestros y altercados, hasta el año 1448.
Con el transcurrir de la historia, el edificio sufrió diferentes usos, como convertirse en un granero, y una prisión.
Finalmente, al descubrirse el templo romano, en el año 1882, fue derruido.
Actualmente, se conservan restos de los muros, que permiten deducir que se trataba de un edificio de 3 pisos, reedificado a finales del siglo XI.

Fotos: Marta Jordán Bonet.

"Para conocer con detalle la trayectoria del éxito de la familia Montcada en la segunda parte del siglo XI será necesario estudiar a fondo la historia del primer senescal, Guillem Ramon, y la de su hermano, Arbert Ramon, personajes activos y batalladores, que lograron reunir dos grandes lotes de castillos en las comarcas de Osona y de Girona." Dr. Antoni Pladevall i Font. (Taradell,  Osona, 1934). Historiador.
Los castillos más importantes de los Montcada, representaron los centros de sus baronías.

Junto con los Cardona, configuraron, los linajes más destacados de los Condados Catalanes. Estos poderosos y grandes propietarios, señores y señoras feudales, a partir de la segunda mitad del siglo XI, fueron personajes muy destacados de la sociedad y política de su tiempo.



"La bibliografia es prácticamente nula y los viejos genealogistas a menudo se contradicen; la repetición de ciertos patronímicos, especialmente el de "Guillem Ramon", acaba de empachar la cuestión." Santiago Sobrequés. Historiador medievalista, gran especialista en biografias de la realeza y nobleza medievales. (Girona, 1911-Barcelona, 1973).



Sepulcro de los Montcada del siglo XIII, en el Real Monasterio de Santa Maria de Santes Creus (Tarragona).
Foto: G.E.C.
"La Història del monasterio de Santes Creus se inicia con una donación de tierras, ubicadas en Cerdanyola del Vallès, efectuado por el noble Guillem Ramon de Montcada en fecha 4 de diciembre de 1150 a la abadía rosellonesa de la Grand Selva, para que un grupo de monjes cistercienses emprendiera la fundación de un monasterio." MHCAT (Museu d'Història de Catalunya).
"En los primeros siglos se establecieron estrechos lazos entre el Monasterio de Santes Creus y linajes nobiliarios de renombre. Esas relaciones contribuyeron al incremento del patrimonio y de los dominios territoriales del cenobio" MHCAT (Museu d'Història de Catalunya).

El Casal de Montcada estuvo formado por diferentes ramales. El ramal primogénito de los vescomptes (vizcondes) de Bearn (Occitania) se extinguió muy pronto. También existió un linaje en Tortosa (Tarragona), o Fraga (Huesca), el de los senescales de Aitona-Seròs (Lleida), y un subramal de los Barones de Xiva (Valencia). También ostentaron este nombre linajes en Sicilia, como els comtes d'Angosta. La genealogía de los Montcada fue densa, lo que confiere complejidad.


A partir del siglo XIV, con el cambio del sistema económico y el fin del Feudalismo, la entrada del Renacimiento, y la próxima Edad Moderna, las Casas Condales entraron en su etapa de decadencia. Empieza el final de los condados independientes catalanes y el dominio de los reyes autoritarios. La nobleza ya no podrá competir con el rey, los nuevos nobles serán escogidos por los monarcas, como servidores a su servicio, prácticamente sirvientes aventajados y rodeados de lujos, pero no tan equiparables, en poder y propiedades.

La baronía de los Montcada fue vendida en 1390.

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