La ciencia de los árabes. El imperio de los sabios.


La ciencia de los árabes. El imperio de los sabios. 

"Los árabes inventaron aparatos químicos, sistemas hidráulicos y farmacéuticos, herramientas astronómicas e incluso detergentes para la ropa. Escribieron sobre conceptos de la evolución, medio ambiente y contaminación, así como por primera vez bosquejaron un método científico, tal como la idea de “revisión por pares”. Ellos moldearon las bases constructivas de nuestra propia cultura científica, y repensaron toda suerte de asuntos que hoy son críticos en nuestro mundo". Tahir Shah (Facultad de Comunicación y Letras. UDP).

Detalle de una miniatura del S. XVI que muestra a los reconocidos astrónomos árabes realizando sus trabajos (cálculos y mediciones) en un observatorio (quizá la Torre Gálata para el sultán Suleimán del Imperio otomano). Los astrónomos y matemáticos árabes, demostraron ser los grandes conocedores de la ciencia clásica e hindú (también recibieron importantes e indiscutibles aportaciones de su propio continente) destacando en el conocimiento científico durante toda la Edad Media y Moderna, siendo los grandes expertos en astronomía y trigonometría esférica.
Imagen: Biblioteca de la Universidad de Estambul (Turquía) / Wikipedia.




"Gracias a la supervivencia del aprendizaje griego en Oriente Medio, las instituciones para la educación médica formal se organizaron allí mucho antes que en Occidente. Una academia modelada en el famoso Museion (Museo) de Alejandría fue establecida en en el año 560 por el líder persa ilustrado Khosru I. Como un importante depósito de textos griegos antiguos, Jundishapur atrajo a muchos maestros y estudiantes interesados en la práctica de la medicina. Los maestros les proporcionaron a sus alumnos certificados para demostrar que habían estudiado y dominado las artes médicas. Después de que los árabes conquistaran Persia en el 638, Jundishapur se convirtió en un centro para traducir textos griegos, siríacos e indios al árabe y al persa. En el 931, el califa de Bagdad introdujo exámenes para que los estudiantes de medicina demostraran su habilidad."
Imagen y texto: Minnesota State University Moorhead.


Imperios de la Antigüedad en Oriente (sasánidas, shungas y bizantinos) . 
Mapa: Department of History, University of California.
El imperio de los sasánidas (en la figura del mapa, coloreado en naranja) fue considerado por la historiografía el centro intelectual del imperio.
En Jundishapur (Susiana, Elam), floreció la principal escuela de medicina, incluso influyente para los posteriores médicos árabes medievales. Ciudad perdida, también reconocida por el antiguo hospital y la biblioteca. Los arqueólogos, encontraron algunos supuestos restos de la que creyeron fue esta célebre ciudad, al sur de Shahabad, una pequeña población, en la actual provincia de Khuzestán, al suroeste de Irán.
La escuela de medicina podría haber sido fundada por Shapur II a finales del siglo IV (edad de oro del Imperio Sasánida). 
La gloria de esta institución llegaría después, impulsada por la clausura de la Escuela de Edesa, cuyos profesores fueron acogidos por el rey Khusrau Anushirwan. A este rey, de un vasto reino oriental, se le atribuye la llegada del ajedrez, fábulas y obras indias, por sus contactos con la India, y probablemente, también trajo consigo a su corte a los médicos indios. Aquella fusión entre culturas (hindúes-musulmanes) fue una plataforma muy importante para el desarrollo científico.

"Los registros astronómicos de Alejandría llegaron a observatorios como los de Ptaliputra y Ujain. Los astrónomos indios agregaron sus propias observaciones al conocimiento antiguo, pero reemplazaron el viejo sistema de la Antigüedad de notación (base 60) que se remonta a la época babilónica con un sistema decimal que incluía un símbolo de "nada" para ayudar a mantener un registro de los valores del lugar. Llamaron a este símbolo "sunya", la palabra hindú que significa "el vacío". Cuando esto se tradujo al árabe, los eruditos usaron la palabra "sifr", que significa "vacío." Los italianos transcribieron esta palabra como "zefirum", "zéfiro" y "zefro", que finalmente se convirtió en "cero." Department of History, University of California.

Durante el siglo VIII se realizaron aquellas relaciones científicas directas entre la India y el Islam, que no sólo aportaron las cifras, sino sobre todo las conocidas Tablas planetarias, como las de Arybhata, que fueron traducidas al árabe por Abu-I Hasan Ahwazi, a finales del siglo VIII. Diversas tablas y tratados estaban siendo escritos y traducidos gracias a aquellos contactos. El visir de los Barmáquidas envió un emisario a la India, con el objetivo de buscar e investigar las poderosas toxinas de aquellas exóticas tierras (Tratado de los venenos).

La escuela de Alejandría no se esfumó con el conocimiento y pudo continuar desarrollando sus actividades, puesto que el califa Omar II (octavo califa de la dinastía omeya que reinó entre los años 717 y 720) la instaló en Antioquía (Turquía). Durante el reinado de Mutawakkil (califa de la dinastía abasí que reinó entre los años 847 y 861)
, su centro fue trasladado a Harrán.


Los especialistas en el estudio de la Historia de la Ciencia consideran más apropiado la denominación de "Ciencia árabe" que "Ciencias musulmanas" con el fin de definir "el contenido de obras de expresión árabe  producidas en el conjunto de los territorios islámicos" (Unesco). Teniendo en cuenta, que no todas las obras que han llegado hasta la actualidad, corresponden estrictamente a musulmanes; donde también se produjeron grandes colaboraciones y establecieron puentes entre culturas; aunque el contexto histórico en el que se desarrolla la mayor parte de su pensamiento filosófico se enmarque en el Islam.

La escritura y lengua árabes serán primordiales para el desarrollo y el progreso intelectual del medievo. De tal modo, lo expresaron los propios eruditos árabes, conscientes del gran tesoro del conocimiento científico, y tecnológico, para todo el mundo musulmán, al mismo tiempo, constituyendo un instrumento para grandes intercambios internacionales.

"Los primeros filósofos árabes asumieron el ideal de Humanitas y adoptaron a los sabios antiguos como modelo científico, educativo y cultural. Eran conscientes de que las ciencias de los antiguos (al-‘ulūm al-awā‘il) eran la Herencia común de la Humanidad y que la meta suprema del conocimiento era la filosofía (adab haqīqī o “educación verdadera”), que les permitía alcanzar el conocimiento (racional) de Dios. Adab, en su definición inicial y más amplia, designaba la educación humanística, concebida de manera muy similar a la paideia griega y a la humanitas latina.  El conocimiento científico constituía una parte esencial de esa educación restringida a las élites (al igual que la paideia). Los gobernantes musulmanes, desde época omeya y sobre todo en el siglo IX, asumieron la educación, el cultivo de las ciencias y de la filosofía así como el impulso de las artes como pilares esenciales de su política y de su legitimidad como soberanos justos y perfectos, razón por la que crearon en sus palacios instituciones ligadas al saber."  Susana Calvo Capilla (Dpto. Historia del Arte. UCM).

La causa que establecen los investigadores para llegar a tal expansión del conocimiento en el mundo árabe, que aportó de modo innegable al Occidente medieval, se explica en parte, por la tolerancia de los imperios, que pese a las conquistas y ocupaciones, no actuaron como destructores sistemáticos de la civilización. 
La dinastía de los Omeyas, será considerada por todos los historiadores, la brillante impulsora de la enseñanza, por medio de establecimientos dedicados a su difusión, estudio y conservación de la sabiduría, iniciados a partir de los siglos VIII y IX. 

Los árabes se constituyeron a sí mismos, como los genios del conocimiento, mientras estaban configurando su civilización, a partir del éxito y del equilibrio, entre la conservación de su propia cultura ancestral y la apertura a las aportaciones, que recibieron y a su vez intercambiaron, con cristianos siríacos y persas, muy bien nutridos por la antigua literatura y ciencia, que les condujo en la gloriosa ascensión al trono del Saber.


Fotografía de un manuscrito islámico medieval, con la figura de Isḥāq al-Kindī (801-873), conocido como el "filósofo de los árabes". Fue un sabio que consideró las matemáticas "como el fundamento de todas las ciencias". Su saber, reunió muchos otros,  y variados estudios, redactando tratados sobre: el acero de las armas, los cuadrantes solares, la óptica, las drogas y la medicina. Se considera que mejoró los conocimientos del griego Euclides. Imagen: Wikimedia Commons.

La necesidad por los estudios médicos, quedó integrada en la religión islámica, y los conocimientos populares, incluyendo la magia en sus orígenes, como cualquier civilización de la Antigüedad; a diferencia de lo que sucedió en el Occidente medieval, que sufrió mayor condena y desprestigio, lo que sin duda, también contribuyó al avance de la medicina árabe. 

"Los hadith incluyen datos acerca del "mal de ojo", la magia, los talismanes, los amuletos, las plegarias y las fórmulas de conjuración. Aluden a ciertos agentes terapeúticos, e indican el empleo de las ventosas y la cauterización con fuego. Por otra parte, sabemos que se utilizaban las puntas de fuego para las afecciones pulmonares. Se observa igualmente la presencia de especialistas en prótesis estética, que reemplazan con oro o con plata las narices cortadas, o bien orificaban los dientes." sobre la medicina del Profeta (Unesco).


Representación figurada de Zubaidah bint Ja`far ibn Mansur. Las mujeres alcanzaron gran protagonismo y poder en los califatos (siglo IX, Califato Abasí). También ellas fueron las promotoras de la ciencia y la tecnología, recibiendo formación e interesadas en la cultura. Esta princesa abásida, financió casi 2 millones de dinares para la mejora del suministro de agua de la Meca y su provincia, construyendo un acueducto. A pesar de que los ingenieros le advirtieron que tendría un gran coste, ella decidió realizar la gran obra y utilizar la tecnología más desarrollada, con el fin de ayudar a los peregrinos de Bagdad hacia la Meca y Medina. Las hazañas de Zubaidah y su esposo Harun al-Rashid, forman parte de Las mil y una noches.
" La expansión islámica originó un intenso contacto entre las diversas culturas, estableciéndose un intenso debate intelectual que tuvo en Bagdad (Irak) uno de sus centros más privilegiados, al convertirse la ciudad en un emporio de sabios e intelectuales" Unesco.

Con la fundación de Bagdad, diez años después de la caída de la dinastía de los Omeyas, se formalizó una élite de sabios que alcanzaron pronto reconocimiento y fama, siendo a su vez, los continuadores de las escuelas de los Omeyas. Incluso para la fundación de la gran ciudad, se utilizaron astrólogos-astrónomos para lograr ser favorecidos y orientados por los astros.


Detalle de la ilustración (miniatura) del manuscrito de Al-Biruni, representando la realización de una cesárea. Al-Biruni (973-1050) fue un brillante médico, astrónomo, historiador,  matemático y viajero árabe.
Imagen: Biblioteca de la Universidad de Edimburgo / Agencia Salmer.

Miniatura con la representación de la figura de Abū ‘Alī al-Husayn ibn ‘Abd Allāh ibn Sĩnã (980-1037), conocido como Avicena.
Imagen: Wikimedia Commons.

 "
El conocimiento de cualquier cosa, ya que todas las cosas tienen causas, no se adquiere ni se completa a menos que sea conocido por sus causas. Por eso en medicina debemos conocer las causas de la enfermedad y la salud. Y debido a que la salud y la enfermedad y sus causas a veces se manifiestan, a veces se ocultan y no se pueden comprender, excepto por el estudio de los síntomas, también debemos estudiar los síntomas de la salud y la enfermedad". Avicena.

"Un médico ignorante es el ayudante de la muerte". Avicena.


Los conocimientos del mundo clásico, llegaron al Occidente medieval cristiano, a través de traducciones de los árabes, como fue el caso del tratado Herborum et Syhptoatum Differentiis et Causis de Galeno, traducido por los árabes en el S. XIII. 


"De Materia Medica" de Dioscórides (botánico griego de la antigua región de la Cilicia, en la costa meridional de Anatolia, del S. I d.C.). Un tratado de hierbas medicinales traducido por los árabes, en una copia del S. XIV, conservada en el British Museum.
Los árabes fueron muy buenos con la ciencia de la farmacopea, que recogió todos los conocimientos clásicos de la botánica, más la alquimia y la química medievales; llegando a conocer un sinfín de remedios con la combinación de elementos dispares.
Imagen: Wikimedia Commons.



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