Las sombras de los antepasados romanos: Larvas y Lemures.
Las sombras de los antepasados: Larvas y Lemures. Los espíritus atormentados de la antigua Roma.
"Memento mori" (recuerda que debes morir).
"Mientras bebíamos y considerábamos atentamente tales exquisiteces, trajo un esclavo un esqueleto de plata, articulado de modo que coyunturas y vértebras móviles se doblaban en todas direcciones. Una y otra vez lo arrojó contra la mesa, de esta suerte sus charnelas movedizas ofrecieron diversas figuras. Continuó entonces Trimalción:
- ¡Ay pobres de nosotros, que todo hombrezuelo es nada! Así veremos todos, luego nos lleve el Orco (Muerte). Vivamos, pues, en tanto que podamos ir tirando." Petronio (27-66 d.C.) Satiricón.
"En Roma, los lemures son los fantasmas de los muertos, a los que se conjura en las fiestas de las Lemuria, que se celebra todos los años el 9 de mayo y los dos días impares siguientes (11 y 13). Esta fiesta se celebraba por la noche; el padre de familia salía descalzo de la casa, se lavaba las manos en el agua de una fuente y, volviendo la cabeza, arrojaba a la oscuridad alubias (o habas) diciendo: "Por estas habas me rescato, yo y los míos". Pronunciaba esta fórmula 9 veces sin mirar atrás, mientras los lemures, según se creía, recogían los granos. Luego el celebrante se purificaba una vez más las manos, golpeando un objeto de bronce y gritando: "¡Sombras de mis antepasados marchaos!" Entonces podía volver atrás su mirada; los lemures, satisfechos, se habían marchado hasta el año siguiente."
Pierre Grimal (1912-1996). Historiador y latinista parisino, fue miembro de la Escuela Francesa de Roma y profesor de la Sorbona.
Según Ovidio, el cabeza de la familia romana, el Pater Familias, efectuaba el ritual privado, en la medianoche del último día, cuando finalizaba la celebración de las lemuria, chasqueando sus dedos para advertir a los espectros, mientras caminaba por las tinieblas de la noche descalzo, como símbolo de no poseer atadura ninguna. Los fantasmas romanos se alimentaban de las habas, una vez satisfecho este acto, debían ahuyentarse, para ello, se procedía de tres modos: lavando las manos, por el simbolismo del agua como elemento purificador; haciendo ruido con los objetos de bronce, lo que nos informa de tiempos remotos; y repitiendo las fórmulas mágicas nueve veces.
Tanto el número nueve como las habas, simbolizaron para los romanos el mundo de los muertos. Los romanos creían que las habas brotaron de la sangre humana, por lo tanto, el alimento adecuado para los muertos, los lemures acudían a recogerlas, siguiendo al Pater Familias. El símbolismo del número nueve, estaría relacionado con los nueve días, durante los cuales después de fallecer el difunto, la casa permanecía impura.
Tanto el número nueve como las habas, simbolizaron para los romanos el mundo de los muertos. Los romanos creían que las habas brotaron de la sangre humana, por lo tanto, el alimento adecuado para los muertos, los lemures acudían a recogerlas, siguiendo al Pater Familias. El símbolismo del número nueve, estaría relacionado con los nueve días, durante los cuales después de fallecer el difunto, la casa permanecía impura.
Todas las culturas han interpretado el reino de las sombras. Pese al pragmatismo de los antiguos romanos, la superstición, la magia y cierto misticismo, configuraron un mundo de ritos de ultratumba, dedicados a favorecer el tránsito del difunto al más allá, y al mismo tiempo, impedir que los espíritus regresaran eternamente para perturbar a los familiares vivos y a sus respectivos. Con el fin de asustar más a los parientes, los fantasmas también podrían ser capaces de llevarse consigo a los vivos.
Los muertos con sus espíritus benignos o malignos, relacionados con el temor ancestral a la muerte y desde el respeto a la divinidad funeraria, formaron parte de sus antiguas creencias religiosas, que practicaron en el ámbito privado y público, en relación al culto de los antepasados; en memoria de los cuales, se ofrendó con respeto: regalos, flores y viandas; siendo muy importante durante este tiempo, evitar cualquier error u omisión en el desarrollo de aquellos ritos funerarios, pues de lo contrario, creían que aquellos espíritus del mundo infernal, regresaban atormentados, de nuevo a sus antiguas casas, convertidos en sombras malignas, para pedir con sus terroríficas apariciones, un entierro digno como corresponde a un romano.
"A la búsqueda de comida y bebida se aparecen en nuestras casas y durante toda la muerte esperan." Mecenas
Los difuntos eran llamados con los siguientes términos: manes, dii manes, umbra, imago, animus, simulacrum y effigies.
Los Manes eran los genios romanos vinculados al culto de los muertos, hijos de la diosa Manía. Al principio eran los espíritus de los muertos en la casa, posteriormente pasaron a constituir almas de difuntos divinizados. Su culto era muy antiguo, de los tiempos del rey Numa Pompilio (S. VIII a.C.) el sucesor de Rómulo. Señaló los días 18 y 21 de febrero para sus fiestas.
Los espectros infernales maléficos eran conocidos como los lemures y las larvae. Algunos autores no los han separado. Dichos espíritus, pertenecieron a personas muertas prematuramente, o en circunstancias dramáticas, tales como: suicidas, víctimas del desamor, criminales, y sobre todo de la guerra. La epilepsia era relacionada con la acción de las larvas. Las larvas torturaban a los condenados del infierno.
Las larvas serán representadas como esqueletos siniestros. Ambos espíritus (larvas y lemures) no se han encontrado en los epitafios por su carácter de tabú.
Las larvas serán representadas como esqueletos siniestros. Ambos espíritus (larvas y lemures) no se han encontrado en los epitafios por su carácter de tabú.
A finales de la República se las representará en las lámparas sepulcrales, lápidas y copas, acompañando a otro tipo de muertos, como a los filósofos y otros personajes célebres. Estos esqueletos pueden danzar sin descanso, ser músicos y tocar instrumentos. Algunas veces aparece una mariposa, símbolo del alma, o jarras de vino, cornucopias, guirnaldas o fuentes conteniendo comida.
Para aplacar el poder maléfico de los lemures, muy parecidos o iguales a las larvas, los romanos celebraron los Lemuria o Remuria. Ovidio expuso que el fantasma de Remo, hermano asesinado en sacrificio por Rómulo, se aparecía por la noche para atormentar, pidiendo un festival a la gloria de su nombre. También daba nombre al lugar donde fue muerto y enterrado, relacionado con la colina del Aventino, donde se celebraron las primeras fiestas en su honor, que con el tiempo pasaron a englobar a todas las personas fallecidas por asesinatos o muertes prematuras, y finalmente, a todos los difuntos.
Los días de celebración de los Lemuria fueron señalados en el calendario romano como nefasti.
Los días de celebración de los Lemuria fueron señalados en el calendario romano como nefasti.
"Los romanos honraron a sus muertos con grandes monumentos en cementerios y a lo largo de caminos; con sencillos funerales y con grandes cortejos fúnebres. Es posible que estas fiestas tuvieran componentes que no fueron tanto para honrar a los muertos como para protegerse de ellos." Teresa Espinosa Martínez
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