Las insulae romanas. Las viviendas altas de bloques de varios pisos en la antigua Roma.

Las insulae romanas. Las viviendas altas de bloques de varios pisos en la antigua Roma.

"Tertuliano denosta sin piedad a esos herejes , rodeados de mandatarios y mediadores divinos creados por su propio delirio, y los acusa de haber "transformado el Universo en una inmensa casa de alquiler amueblada" en cuyo desván instalaban a Dios - ad sumas tegulas -, un edificio que alzaba tantos pisos hacia el cielo que se podía decir que "el dios de los romanos vivía en la insula Felicles"  Jérome Carcopino. Fue miembro de la Academia Francesa y profesor de las facultades de Letras de París y Argel. Un clásico especialista en civilización romana.

En el imperio romano existieron dos tipos de viviendas urbanas, la domus y la insula. La domus era la vivienda de las clases sociales acomodadas, en régimen de propiedad y se estructuraba en el plano horizontal, más aislada de la calle. La insula (isla) era una amplia edificación construida en vertical, puesto que eran bloques de viviendas que desde la calle se elevaban varios pisos, algunas hasta 20 metros. Las insulae eran de alquiler y en ellas vivía gente más modesta, de variedad hasta pintoresca, desde pequeños propietarios, trabajadores libres hasta esclavos domésticos. Las plantas cercanas a las calles mostraban comercios (tabernae) siendo las más caras, mejor estructuradas y amplias, con varias estancias. Conforme se alzaban, empeoraban las condiciones de vida, higiene y luz, con menor espacio y una única estancia, con cabida para un catre y un armario muy modesto, donde quizá vivieron apiñadas varias personas de diferentes sexos. No haremos mal del todo, en imaginarnos un bloque de pisos en la actualidad, como en el que vivimos en la mayoría en las ciudades, pero teniendo en cuenta este aspecto, los más pobres vivían arriba, al contrario de los soleados, amplios y bien acondicionados áticos de nuestras urbes actuales.
Las insulae tenían un techo abovedado. Se abrían a la calle por una gran puerta con cimbra (una estructura para sostener el peso de un arco) que ocupaba la fachada, con dos batientes móviles de madera para ser quitados durante el día, mientras al anochecer se cerraban con un cerrojo. En la parte baja se ubicaban los talleres artesanales o los mostradores de los comerciantes. En los ángulos, normalmente, tenían unas pequeñas escaleras iluminadas con ventanas ovales, de unos cinco peldaños, con acceso a otra planta, donde vivían estos inquilinos de las tiendas de las insulae
Sabemos por los textos, que los inquilinos tendrían dificultades para pagar el alquiler y que se tomaban medidas para evitarlo, como bloquear las escaleras de acceso a la vivienda, para ello se aplicaba la fórmula jurídica percludere inquilinum (bloquear al inquilino).
El aspecto exterior de las insulae era igual para todas, en Roma alguna fue más lujosa y se la describe con balcones llenos de plantas. Sus fachadas son uniformes. En el interior, los cenacula (sala principal, comedor) de amplios vanos, se superponían. Las escaleras que llevaban desde la calle al interior de las plantas eran de piedra.
Algunos autores nos informan que las insulae estaban muy bien construidas en sus paramentos, asegurando que no encontraremos similares hasta avanzada la Edad Media e incluso la Edad Moderna, aunque para nosotros faltaba solidez estructural, tenían escaso mobiliario, deficiencias de iluminación (oscuras en algunas zonas), falta de calefacción e higiene.
Las tabernae (tiendas de las insulae) se hallaban protegidas por un pórtico. Los edificios de las calles más importantes mostraban logias (pergulae), balcones (maeniana) que eran variados, de vigas de madera, de ladrillo, sobre pechinas (triángulos esféricos arquitectónicos) con bóvedas de medio punto, ménsulas de toba (elemento estructural del voladizo, "mesas pequeñas"). Las ventanas se adornaban con macetas. Plinio el Viejo expone que las insulae con aquella vegetación, nos cuenta acerca de la añoranza de los habitantes de la ciudad con respecto a la vida campestre.





Comentarios

  1. La cita de Jérome Carcopino, sobre Tertuliano y la Insula Felicles, considerada la más alta del Imperio Romano, un rascacielos de aquellos tiempos. Fueron varios los emperadores que intentaron frenar el crecimiento de la altura de las insulae, especialmente la dinastía de los Antoninos (Trajano y Adriano). La Insula Felicles fue construida a principios del reinado del emperador romano Septimio Severo (193-211).

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